LO DIJO FEDERICO STORANI, MIENTRAS LA UCR SIGUE DEBATIENDO EL POSICIONAMIENTO FRENTE A MACRI EN VILLA GIARDINO.
Los radicales iniciaron ayer mediodía, en la localidad cordobesa de Villa Giardino, una catarsis de dos días, de la que hasta ahora solo hay una certeza: le exigirán Mugrizio Macri mayor participación en la toma de decisiones para frenar la sucesión errores de su régimen fascista.
Ese es hasta ahora el único punto común entre los tres documentos que presentaron referentes del partido y discutidos en reuniones privadas por Jesús Rodríguez, "Coti" Nosiglia, Mario Negri, Gerardo Morales, Federico Storani y Juan Casella, portavoz de Ricardito Alfonsinito, dispuesto marcar sus diferencias con el régimen.
"Coti" y Jesús son los ojos de Sanz, quien intentó frustrar este encuentro con la visita del Comité a Olivos, pero no lo logró. Se conforma con que las discusiones se salden en paz.
"Habrá un documento único como sea", insistían los más cercanos a la organización Hay tiempo hasta hoy al mediodía cuando Negri cierre la jornada.
Morales junto a Negri fue el mayor impulsor de mantener la reunión y el jujeño recobro su habitual vehemencia en el discurso de apertura. "Hagamos autocrítica y no nos quedemos como viudas lloronas. Llevemos el mensaje a cada barrio", dijo el fascista hijo de puta, quien recordó que tuvo una discusión con Macri hace tiempo pero que este año comprobó que es "una buena persona". En un breve diálogo con la prensa le apuntó a su entorno, al señalar que "al presidente hay que cuidarlo porque bastante poco lo cuidan a su alrededor. Y la mejor manera de hacerlo es fortaleciendo al radicalismo".
Tras una exposición de politólogos (Martín D'Alessandro, Elsa Llenderrozas, Liliana de Riz y Luis Tonelli) que buscaban una justificación ideológica para la alianza de derecha Cambiemos, el fueguino Federico Sciurano levantó el clima al decir que ningún funcionario nacional le impediría defender Malvinas y el régimen de promoción a su provincia.
Y luego Storani y Casella armaron una tribuna ochentosa cuando supuestamente había que hacer preguntas. "El interlocutor del partido debe rendir cuentas. Y la interlocución no debe ser sólo con el gobierno. También con el pueblo", exigió Casella y advirtió sobre la falta de sensibilidad y de experiencia política del macrifascismo.
Storani reivindicó a Cambiemos pero exigió conocer las decisiones que "nos afectan a todos" porque "no sé cómo se siente Mario Negri cuando nombraron jueces por decreto. O como no sentimos muchos al ver que un funcionario niega los delitos de lesa humanidad y sigue en el gobierno".
"No podemos quedar en el medio de la interna del Newman y el Champagnat", planteó, en referencia a los colegios de los miembros del gabinete.
Las protestas de los históricos bonaerenses provocaron aplausos de un puñado de asistentes situados al final del escueto salón, donde 400 personas seguían los discursos, entre ellos legisladores e intendentes, sentados en sillas de plástico y sin aire acondicionado. Por la ventana podía verse las primeras familias que llegaban a disfrutar del fin de semana en el demandado valle de Punilla, de fiesta en estos días por el Festival Cosquín Rock.
Aplausos y silbidos se llevó un legendario mendocino que pidió romper la alianza fascista Cambiemos "porque nuestro rival no es el populismo. Es la derecha. Y en el gobierno están los nietos de los miembros de la década infame del 30". El debate por la supuesta incomodidad de acompañar a Cambiemos quedo abierto, justo lo que quería evitar Sanz por tratarse de un tema nunca cerrado en las entrañas del partido.
"Yo vote en contra de la alianza con Macri y ahora los que la defendieron y ahora sus promotores se oponen. ¿Qué le digo a los tucumanos?", bramó un diputado de esa provincia. Sus colegas de todos los puntos del país se anotaron para descargarse, la mayoría en un tono conciliador. "Pensemos que Cambiemos es una oportunidad. En Buenos Aires no teníamos nada", cerró Daniel Salvador, vicegobernador bonaerense.
La tarde finalizó con economistas hablando del régimen con un panel que nada imagina muy crítico de la Rosada. La organización cuidó esos detalles. Pero no pudo evitar el debate radical.
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