PROPONDRÁ QUE POR DOS MESES NO HABLE NI SE LANCE EN LA PROVINCIA, DONDE MIDE BIEN. LA BRONCA CON QUINTANA.
Emilio Monzó envió al diputado Nicolás Massot a Punta del Este a reunirse con Elisa Carrió, con la misión de pedirle que por los próximos dos meses no ataque al régimen macrifascista -del cual forma parte- ni defina su candidatura.
Además de ser el jefe del bloque del PRO de diputados, Massot tiene una buena relación con Carrió porque supo militar en sus filas de muy joven.
No tendrá un trabajo fácil: Carrió partió a la costa esteña tras ardua discusión con Mugrizio Macri tras enterarse en plena sesión que la ANSeS había modificado el cálculo de actualización jubilatoria (ver nota aparte en esta misma edición).
El recalculo de jubilaciones fue obra de Mario Quintana, coordinador económico del Gabinete y casualmente el encargado de contenerlas furias de la desquiciada diputada, tarea que durante la campaña hacía Nicolás Caputo.
Quintana había hablado con Carrió para que mantuviera silencio sobre el escándalo del Correo y lo logró: la chaqueña sólo se mostró cinco minutos en el recinto y su único pronunciamiento fue a través de un sinuoso comunicado. Tras el escándalo por las jubilaciones, no dudó en destrozarlo. La tensión de la chaqueña con la Casa Rosada retomó una pelea por las candidaturas que empezó junto al año, cuando Horacio Rodríguez Larrata la invitó a competir en la ciudad de Buenos Aires y ayudarlo a frenar el avance de Martín Lousteau.
Era el deseo de Marcos Peña Braun Menéndez y de María Eugenia Vidal, quienes no la quieren en la provincia de Buenos Aires, donde apuestan a una lista propia con algunos socios radicales.
El jefe de Gabinete y la gobernadora fascista bonaerence promueven para el Senado a Jorge Macri y Gladys González y al frente de la lista de Diputados al radical Facundo Manes, en campaña desde enero y con la misión de eclipsar a Carrió. Es el sueño del núcleo duro del macrifascismo de empezar 2018 sin aliados en las mesas chicas.
Como casi siempre, chocan con las ideas de Monzó, para quien si la economía no termina de arrancar, a la alianza de derecha Cambiemos no le quedará otra que retomar el relato de la lucha contra la corrupción kirchnerista y más si Cristina es candidata en la provincia de Buenos Aires.
En ese caso, Monzó cree que la chaqueña es la mejor candidata para enarbolar ese discurso y enfrentar a la ex presidenta. Ademas, Carrio mide mucho más que Jorge Macri y Manes, que para Monzó son pesos livianos a la hora de una pelea de igual a igual con la ex presidenta.
"Biblita" ya intercedió a favor del bonaerense en su interna con Peña Braun Menéndez y Vidal. "Si no fuera por él, Cambiemos no se hubiera construido ni en la provincia de Buenos Aires ni en la Nación", lo defendió meses atrás, cuando ni la gobernadora ni el jefe de Gabinete lo atendían.
Pero las cosas no son tan sencillas. Si la enferma mental fuera la candidata en la provincia y gana la elección para el régimen y para el propio Macri sería un problema mayúsculo. Si ya le marca el paso al subnormal luego de haber sacado menos de dos dígitos en las primarias contra Macri, es impensado lo que haría recargada con un potente resultado electoral en el principal distrito del país.
Es el mismo problema que enfrentaría Vidal, donde una Carrió ganando asumiría -sin duda- el rol de jefa política del oficialismo en la provincia.
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