CERCA DE 2000 PERSONAS FLOTARON AGARRADAS DE LA MANO DURANTE 30 SEGUNDOS PARA INGRESAR EN EL FAMOSO LIBRO DE LOS RÉCORDS.
Cerca de 2.000 personas flotaron tomadas de la mano en el lago Epecuén para batir un récord Guinness, en una convocatoria del municipio para promocionar este destino turístico de la provincia de Buenos Aires, que es conocido por las propiedades curativas de sus aguas saladas y que aún trabaja por superar las consecuencias de una davastadora inundación ocurrida hace más de 30 años.
El operativo, organizado por el municipio y fiscalizado la fundación Guinness, comenzó cerca de las 14 de ayer en la ecoplaya de Cahrué con una multitudinaria fila de personas que querían ser registradas para ser parte del récord, consistente en flotar tomadas de la mano y con los pies a la vista durante 30 segundos.
Para contar la cantidad de personas que ingresaron al agua se instalaron 2 molinetes y un dron sobrevoló la laguna el fin de verificar que la fila no se rompió durante los 30 segundos de competencia.
En la ecoplaya también había cientos de curiosos que se instalaron con sus sombrillas para ver el agitado espectáculo, en un día de sol pleno y unos 40 grados de sensación térmica.
Cerca de las 18:30, David Hirtz, intendente del partido de Adolfo Alsina -al que pertenece Carhué- anunció que se había cumplido el desafío y agradeció a todos los que se acercaron a participar.
La cantidad exacta de personas que lograron flotar sin soltarse las manos fue informada por la representante de Guinness para América Latina, Natalia Ramírez, en la plaza principal de Carhué, donde se montó un escenario en el que Alejandro Lerner dio un recital para cerrar la 15ª Fiesta del Turismo Termal.
Hasta ahora el récord pertenecía a Taiwan, donde en 2014 flotaron 634 personas en lago Sun Moon pero utilizando flotadores, que en Epecuén no son necesarios por la alta concentración de sales en sus aguas.
La salinidad del lago Epecuén “es de 9 a 1 comparada con el mar”, dijeron voceros de la oficina de turismo local, mientras que locales y visitantes aseguran que algo equivalente se puede encontrar sólo en el Mar Muerto, en Israel.
Además de la agradable y relajante sensación de flotar sin esfuerzo, las aguas saladas del Epecuén ofrecen beneficios para la salud: alivia dolores musculares, otros relacionados con el sistema óseo y cura enfermedades de la piel como la psoriasis.
El lago Epecuén es en realidad una salina húmeda que tiene actualmente unas 17.000 hectáreas y atravesó en los últimos años un ciclo seco, por lo que sus aguas se fueron evaporando y la concentración de sus minerales aumentó.
También atraen a los visitantes las ruinas de la antigua villa turística Lago Epecuén, que quedó bajo el agua tras una gran inundación en noviembre de 1985, cuando vivían allí unas 1.500 personas y había declaradas cerca de 5.000 plazas hoteleras.
Los efectos de la sal sobre las ruinas llaman inmediatamente la atención del visitante, ya que los escombros y la vegetación quedaron prácticamente petrificados.
Muy cerca de la antigua villa se pueden ver los restos de un matadero obra del arquitecto argentino Francisco Salamone, quien también diseñó la sede del municipio de Carhué y es famoso por sus construcciones estilo art deco de la década de 1930 emplazadas en varios pueblos y ciudades bonaerenses.
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