TRAS LA PELEA CON VIDAL, MARÍA DEL CARMEN FALBO ESTABA PREOCUPADA POR UNA CAUSA EN SU CONTRA Y HABRÍA NEGOCIADO CON EL GOBIERNO.
Tras ocho meses de enfrentamiento con el gobierno fascista de María Eugenia Vidal, finalmente la procuradora general de la provincia de Buenos Aries, María del Carmen Falbo, anunció que inició los trámites para jubilarse y abandonar su cargo.
La caída de la jefa de los fiscales bonaerenses esconde un entramado de razones, que comenzaron desde el mismo momento en que Vidal asumió el gobierno y empezó a presionar para la salida de Falbo, acusada por sus vínculos con el kirchnerismo -en especial con Aníbal Fernández y Daniel Scioli- y con la Policía Bonaerense.
En la gobernación sostenían que su ciclo estaba agotado y le habían mandado varios mensajes para que deje su cargo, que es vitalicio y solo puede ser reemplazado por decisión personal del funcionario o por juicio político en la Legislatura bonaerense. Pero la estrategia oficial siempre fue que se fuera sola, sin ningún proceso engorroso de por medio.
La bronca de Vidal se incrementó en marzo con la detención del funcionario marplatense Emiliano Giri, una suerte de enviado de la gobernación a controlar a Carlos Arroyo. Vidal se enteró por los medios, con la foto de su funcionario ya esposado. En su entorno creyeron que se trató de un mensaje de la Policía Bonaerense, que ni siquiera le avisó que iba a detener a un hombre del gobierno.
Detrás de esa jugada de La Bonaerense, cerca de Vidal creen que estuvo la propia Falbo, de buena relación con la cúpula de la fuerza, y sostienen que fue una respuesta por las primeras depuraciones de la policía, una forma de avisar que no respondían a la máxima autoridad provincial sino a la procuradora.
La tensión llegó a su punto máximo en un encuentro a solas entre Vidal y Falbo, donde la gobernadora fue más que clara y contundente. “Te tenés que ir”, le dijo sin vueltas. Pero la procuradora se negó y la reunión no terminó en buenos términos. Las presiones continuaron por otras vías.
Para resistir, Falbo contaba con el apoyo de procuradores y fiscales que le pedían que resistiera a la embestida oficial. Incluso, los fiscales generales de la provincia firmaron un documento de respaldo a su jefa.
Pero el gobierno fascista contó con una carta inesperada que terminó acelerando la caída de Falbo. Se trata de una causa contra el suspendido fiscal general de San Isidro Luis Novo, un protegido de Falbo. La investigación está en manos de la jueza federal de Sandra Arroyo Salgado, que a fines de mayo ordenó allanar la Procuración bonaerense en busca de información relacionada a esta causa.
Novo está acusado de presunto encubrimiento de una red de narcotraficantes vinculada con el asesinato de dos colombianos en el shopping Unicenter, en 2008, y de otro en San Fernando, en 2009. El fiscal está a la espera del juicio político y Falbo está sospechada de haber cajoneado una denuncia de fiscales contra Novo.
Según pudo saberse, Falbo estaba muy preocupada por el devenir de esta causa y por las posibles acciones de Arroyo Salgada, calificada como incontrolable en los tribunales federales.
Enterados de esto, hombres del gobierno provincial tejieron una negociación con la procuradora y habrían acordado su salida a cambio de “ayuda” de la administración provincial en esta causa, donde también la desquiciada Elisa Carrió hizo fuertes acusaciones.
Ahora, Vidal deberá enviar a la Legislatura el nombre del reemplazante de Falbo, y se espera una negociación con la oposición. Pero la primera victoria ya la logró.
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