LA RECESIÓN QUE COMENZÓ A MEDIADOS DE 2015 Y LAS MEDIDAS INICIALES DE LA NUEVA ADMINISTRACIÓN, DESTINADAS A CORREGIR LOS DESEQUILIBRIOS ACUMULADOS EN EL PERÍODO PREVIO, TUVIERON IMPACTO EN EL MERCADO DE TRABAJO PRIVADO, CON UNA DISMINUCIÓN DEL ORDEN DE LOS 100 MIL PUESTOS FORMALES DESDE FIN DEL TERCER TRIMESTRE DEL AÑO PASADO HASTA EL PRESENTE SEGÚN UN RELEVAMIENTO DE IERAL Y FUNDACIÓN MEDITERRÁNEA. LOS SECTORES DE LA CONSTRUCCIÓN Y DE LA INDUSTRIA MANUFACTURERA HAN SIDO LOS MÁS AFECTADOS.
La falta de reformas en el ámbito laboral, con uno de cada tres trabajadores que permanecen en la informalidad, trae aparejada una mayor vulnerabilidad del mercado de trabajo ante coyunturas adversas, sostuvo el informe, y consideró que la recuperación del empleo depende no sólo de una mejora de las condiciones macroeconómicas sino también de una agenda activa de cambios legislativos, de política laboral e impositiva, que posibiliten el despegue de la competitividad del país.
Además, alertó que es clave que pueda ser contenida la conflictividad en el segmento formal del mercado de trabajo. La situación es compleja, ya que por un lado hay paritarias que se han desdoblado y por otro lado hay pérdida del salario real (-3,1 % para el período enero-mayo), pero en un contexto de dificultades de empresas y del estado para otorgar los incrementos reclamados
El paper explica que el empleo privado en entornos formales se encuentra estancado desde hace cuatro años, más allá de la recuperación que mostró el año pasado con relación al magro desempeño económico observado durante 2014. Pese a este impulso, ya iniciado el último trimestre de 2015, el empleo formal (en su serie desestacionalizada) volvió a contraerse y esta tendencia persistió durante la primera mitad de 2016. Desde entonces y hasta mayo del corriente año (última referencia disponible), se perdieron cerca de 100 mil empleos formales.
En cuanto a las causas, el informe apunta a una dinámica que deviene, además de los aspectos coyunturales, de problemáticas estructurales irresueltas en el mercado laboral; habiendo desaprovechado años de expansión económica en los que el empleo formal crecía interanualmente a un ritmo promedio del 8% (entre 2004 y 2008) para aplicar reformas laborales de fondo que hubieran revitalizado la creación de empleo formal y la productividad en torno a los mismos.
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