FUE EN EL PRIMER TEDEUM DEL EX HIJASTRO DE FLAVIA PALMIERO POR EL 25 DE MAYO. EL SUCESOR DE BERGOGLIO PIDIÓ NO CORRER ATRÁS DE LAS ESTADÍSTICAS.
Mugrizio Macri concurrió ayer al mediodía a su primer tedeum por el 25 de mayo en la catedral metropolitana y soportó sutiles críticas del arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli.
Poli pidió ante el pelotudo no correr atrás de las estadísticas, ocuparse de los pobres y de crear puestos de trabajo y posibilidades de vivienda, promesas de la campaña electoral de Macri.
En tanto, la plaza de mayo está ocupada por protestas de organizaciones y sociales y ni bien concluyó la misa Macri se fugó a la quinta de Olivos, donde lo esperaba un locro.
La escena estuvo bien cuidada: frente al vallado de la catedral la seguridad presidencial dejó pasar a un centenar de personas para saludar al hijo bobo de Franco Macri y un grupo similar lo esperó en la residencia presidencial.
Buscaron ocultar la escena de una plaza de mayo sitiada desde la noche del martes por las protestas y con algunos incidentes este mediodía, cuando manifestantes intentaron acercarse al vallado y debieron ser interceptados por efectivos de la policía federal.
El presidente siguió la ceremonia junto a la primera dama, la esclavista Juliana Awada, otros ministros de su gabinete y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larrata, y su esposa.
El arzobispo exhortó a poner la inteligencia al "servicio del bien común" y demandó que "el genio que muchas veces nos distanció se convierta en el genio para que todo argentino y emigrante de buena voluntad tenga techo, tierra y trabajo, lo elemental".
"Que no nos paralicen las estadísticas, sino más bien que no perdamos la sensibilidad para escuchar y redoblar esfuerzos y servicios ante el dolor de los más pobres, de las familias que sufren la humillación por carecer de lo esencial", sostuvo delante de las autoridades nacionales.
"Que la atención priorice a los niños y a los ancianos, los más vulnerables, cuidarlos es asegurar el futuro de la patria independiente y libre", agregó.
Asimismo, el cardenal Poli rogó a Dios para que "las promesas no defrauden a la gente, ni alimenten el desaliento y el desencuentro entre hermanos de esta gran familia que habita la casa común que es nuestra nación".
"Danos coraje para crear espacios y mesas donde compartir la sabiduría del diálogo, donde las ideas superen las ideologías y donde nadie se levante hasta encontrar acuerdos razonables y duraderos de los que dependen tantas vidas, proyectos y sueños", propuso. El primado argentino pidió a la Dios que bendiga al pueblo argentino, a fin de poder celebrar "con gratitud y orgullo el bicentenario de nuestra nación, para que se transforme en un tiempo de encuentro fraterno entre los argentinos".
Además, el arzobispo de Buenos Aires solicitó la bendición para que el pueblo argentino pueda celebrar "con gratitud y orgullo el bicentenario de nuestra nación, para que se transforme en un tiempo de encuentro fraterno entre los argentinos".
De la misa participaron presentantes cristianos, ortodoxos, judíos, budistas y musulmanes, además de Rosalía Gutiérrez en representación de los pueblos originarios.
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