UN DÍA DESPUÉS DE QUE LA JUSTICIA BRASILEÑA LO OBLIGARA A DECLARAR Y ALLANARA SU VIVIENDA POR SU PRESUNTO VÍNCULO CON EL CASO DE CORRPUCIÓN EN PETROBRÁS, EL EX PRESIDENTE LUIZ INÁCIO LULA DA SILVA FUE VISITADO EN SU CASA POR LA MANDATARIA DILMA ROUSSEFF, CON QUIEN SALIÓ A SALUDAR A LA ENORME MULTITUD CONGREGADA EN EL LUGAR BAJO LA CONSIGNA "NO HABRÁ GOLPE".
Rousseff llegó poco después del mediodía de ayer al edificio de Sao Bernando do Campo, en el interior de Sao Paulo, en el que vive el fundador del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y fue recibida con aplausos por una multitud que realiza una vigilia frente a la residencia del líder de izquierda.
"¡No habrá golpe!", fue la consigna con que la multitud recibió a la presidenta, quien enfrenta un proceso con miras a su destitución en la Cámara Baja y varios pedidos de renuncia por parte de opositores. Estas acciones tendientes a despojarla del poder son consideradas "intentos golpistas" por parte del partido de Gobierno.
En determinado momento, Rousseff y Lula aparecieron en la ventana del apartamento del ex presidente, quien levantó el brazo de su sucesora y ahijada política, en un gesto que inflamó a la multitud.
El encuentro tuvo lugar pocas horas después de que el ex presidente fuera llevado por la Policía Federal a declarar acusado de recibir dádivas de empresas vinculadas al escándalo de Petrobras. Dilma expresó a través de un comunicado su "plena disconformidad" con lo sucedido.
Las sospechas contra Lula parten de denuncias realizadas por el Ministerio Público Federal (Fiscalía), organismo para el que existen "evidencias contundentes" de que el ex dirigente sindical se benefició con los desvíos de fondos en la petrolera estatal y favoreció además a sus familiares y al PT.
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