POR PRIMERA VEZ Y GRACIAS A LAS MEDIDAS ECONÓMICAS, LOS INSATISFECHOS SUPERAN LEVEMENTE A LOS QUE APOYAN. LA POPULARIDAD DE MACRI SIGUE POSITIVA, PERO YA REAPARECIÓ EL TEMOR A LA DESOCUPACIÓN, SUPERANDO A LA INSEGURIDAD.
La aprobación del régimen de Mugrizio Macri perdió diez puntos en 40 días, aunque la imagen del ex hijastro de Flavia Palmiero sigue siendo moderadamente alta, sobre todo porque los ciudadanos expresan el deseo de que “le vaya bien porque así nos va bien a todos”. Pero cuando se preguntó en concreto sobre las acciones del régimen, la desaprobación subió notoriamente en el último mes y medio, y la aprobación bajó en la misma proporción.
Por primera vez, los insatisfechos con la gestión del régimen fascista superan a los satisfechos: 49 por ciento contra 48 por ciento. El punto clave es la economía, que desplazó como principal tema de preocupación a la inseguridad. La gente manifiesta una enorme inquietud por los precios y las tarifas, pero además reapareció un fantasma de los años '90: la desocupación. Este panorama también impacta en la cantidad de ciudadanos que se consideran oficialistas: los adherentes al gobierno nacional bajaron cinco puntos en este último mes y medio.
Las conclusiones surgen de una amplia encuesta nacional realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), que lidera el sociólogo Roberto Bacman. En total se entrevistaron mil personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.
► Cambio
Para Bacman, “Mugrizio Macri logró imponerse en la segunda vuelta electoral en el marco de un electorado sumamente dividido focalizándose de manera genérica en el concepto de cambio, sin que hubiera precisiones, especialmente en lo referido a la economía. El objetivo fue generar en la sociedad una forzada sensación de fin de ciclo y así instalar el concepto de discontinuidad culpando para ello de todos los males de Argentina al gobierno anterior. Lo que está ocurriendo ahora es que, en la medida que pasan los días, sale a la luz el verdadero sentido del cambio y la opinión pública comienza a percibir en la superficie lo que navegaba debajo de las aguas. Este trabajo de campo del CEOP, realizado a los sesenta días de gestión del nuevo gobierno, deja al descubierto una sociedad fuertemente dividida, política e ideológicamente, pero al mismo tiempo muy preocupada por la marcha de la economía y en especial por el crecimiento desmedido de los precios y con el resurgimiento de un desvelo por la desocupación”.
► Deseo y realidad
Los datos que solo a primera vista parecen contrapuestos, indican que Macri sigue registrando una buena imagen positiva, pero que su gestión de gobierno cayó fuertemente. No se trata de una imagen positiva altísima –54 por ciento–, pero el pelotudo sigue registrando más opiniones buenas o muy buenas que malas o muy malas.
Eso sí, en este mes y medio registra una leve baja. “Todo parece indicar que la sociedad, incluso más allá de sus diferencias políticas e ideológicas, se debate entre el deseo y la realidad. Por un lado esperan que a este gobierno le vaya bien en el convencimiento de que si esto ocurre a todos los argentinos les va a ir bien. Por eso mantienen la esperanza de que este sea un momento de transición, que solo estamos viviendo los efectos del shock que sufrió la economía y que con el devenir de los días las cosas irán mejorando. Le siguen otorgando su confianza a Macri y por eso su imagen, aunque perdió tres puntos respecto a la medición anterior, mantiene un saldo neto positivo de trece", señaló Bacman.
“Pero cuando tienen que evaluar la realidad en concreto y las medidas tomadas en estos sesenta días, las consecuencias se hacen presentes. La sociedad vuelve a dividirse y en tanto un 48,1 por ciento aprueba la gestión del equipo de gobierno, un 49 por ciento directamente la desaprueba. El dato en sí mismo es duro, pero mucho más si se lo compara con lo obtenido un mes y medio atrás. La pérdida de diez puntos porcentuales es un claro indicador de que los argentinos han comenzado a preocuparse. Parece ser que había más espinas que rosas en el camino hacia el cambio”, agregó.
► Clave
El punto decisivo de la evaluación del régimen, según Bacman, tiene que ver con la economía y, más específicamente, con las medidas que significan una redistribución regresiva de la riqueza: el deterioro del salario real por una combinación de aumento de precios y tarifas, el retraso de los sueldos y los techos que se pretenden imponer al incremento salarial.
El régimen parece haber ganado provisoriamente algunas batallas ideológicas. Por ejemplo, más de la mitad de la población aprueba los despidos de estatales, algo contradictorio con el renovado temor a la desocupación. Pero cuando se habla de la economía en concreto, hay un fuerte sesenta por ciento insatisfecho. Peor aún es la evaluación de los precios: más del 82 por ciento dice estar insatisfecho. “Este último valor deja al descubierto que el tema del aumento de los precios se ha convertido en la más significativa asignatura pendiente a resolver. Este es un punto clave y ya no alcanzan las explicaciones que remiten a la herencia del gobierno anterior”, explicó el titular del CEOP.
► Sociedad dividida
La existencia de una sociedad fuertemente dividida no era terreno propicio para una luna de miel. En las elecciones hubo sólo una pequeña diferencia entre el actual gobierno y el Frente para la Victoria. La administración Macri arrancó con buenos números y una fuerte expectativa, pero la realidad es que los dos meses de gestión van produciendo un desgaste.
Por lo general, los veranos son benéficos para los gobernantes en las encuestas. Hay espíritu de vacaciones, más relajamiento y, en estas latitudes, quedan los restos del aguinaldo y el consumo de fin de año. Todo ese efecto benéfico se multiplica con un gobierno recién asumido.
El punto clave es que recién en el próximo mes se sentirá en todo su impacto el aumento de las tarifas, el incremento en colegios, prepagas y otros servicios, mientras los ingresos acumularán un nítido atraso. No le será fácil al régimen, en ese marco, revertir la tendencia declinante de su evaluación de gestión.
Fuente: nota de Raúl Kollmann para Página/12
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