miércoles, 13 de enero de 2016

Usan eufemismos para ocultar que el ajuste ya empezó

AUTOR DE LA SEGUNDA DEVALUACIÓN MÁS GRANDE DESDE LA CRISIS DE LA CONVERTIBILIDAD, EL GOBIERNO DE LA ALIANZA DE DERECHA CAMBIEMOS EMITE DEUDA PÚBLICA EXTERNA CUYOS INTERESES DEBERÁN SER PAGADOS CON RECURSOS PRESUPUESTARIOS DESTINADOS A OTROS FINES.

Podrán hablar de sinceramiento, de normalización en la economía o de un reacomodamiento de variables pero la realidad es una sola: el ajuste ya comenzó. Todas y cada una de las medidas emprendidas por el macrismo atentan contra la demanda haciendo que se retraigan el consumo interno y el gasto público y con ellos el empleo y la producción nacional.

La devaluación y la alta inflación que produjo la mayor suba del dólar dañan la situación de los trabajadores y de los más humildes, quienes se verán imposibilitados de mantener los niveles de consumo que produjo la "herencia recibida". Recordemos que la devaluación del macrifascismo es la segunda más grande desde la crisis de la convertibilidad: fue el 60% el 11 de enero de 2002 y un 36,4% el 17 de diciembre de 2015.

Con las políticas aplicadas en los primeros treinta días de gobierno, el macrifascismo logrará reducir el consumo doméstico ahogándolo a medida que los precios sigan aumentando. Esas decisiones van acompañadas por una estrategia de desaliento a la negociación colectiva por paritarias.

La profundización del ajuste vendrá mediante el ataque al gasto público social: al primer mes de gobierno, la alianza de derecha Cambiemos ha puesto en evidencia un nuevo enfoque de las finanzas públicas tanto por el lado de la recaudación como de la aplicación de los recursos consistente en beneficiar a los sectores pudientes en perjuicio de los que tienen mayores necesidades.

Un caso paradigmático es el manejo que están haciendo de la deuda pública quienes conducen el Banco Central y el Ministerio de Hacienda. Uno de los grandes logros del gobierno saliente fue el desendeudamiento de la Argentina mediante la reducción sin precedentes de los niveles de la deuda externa y el mejoramiento de la sostenibilidad de la misma que se tradujo en la práctica desaparición del riesgo por crisis de deuda. El kirchnerismo reestructuró la deuda pública remplazando deuda pública externa por deuda en moneda local intra sector público.

Esto se verifica en los gastos del sector público. Los intereses de deuda pagados por el Estado eran el 16,2% y un 18% de los gastos corrientes en 2000 y 2001 respectivamente, mientras que en los últimos años las mismas cifras descendieron a 6% en 2013 y 7.1% en 2014. Esta diferencia se vuelve más notoria al ver los intereses pagados en dólares: mientras que en 2001 las sumas desembolsadas por intereses de la deuda externa fueron del 17.8% de los gastos corrientes, en 2013 y 2014 esos pagos no llegaron a 3 por ciento.

El buen manejo de la sostenibilidad de la deuda parece haber llegado a su fin. En una circular del Banco Central del pasado 28 de diciembre, se notifica de un “canje” por medio del cual el Banco Central cambió letras intransferibles del tesoro a cambio de “nuevas emisiones” de bonos argentinos denominados en dólares por un total de 16 mil millones de dólares.

A diferencia de las letras del tesoro, estos bonos del tesoro rinden intereses. Es decir, con este nuevo “canje” el Estado deberá pagar intereses en dólares a aquellos poseedores de bonos que no necesariamente será el Banco Central porque los nuevos títulos de deuda son transferibles a diferencia de las anteriores letras que eran intransferibles. Con tasas en dólares de hasta el 7.85% anual, el Estado vuelve a destinar porciones mayores del presupuesto para el pago de deuda mientras que para los más necesitados “no hay partidas” para ayudarlos a pasar la difícil situación que generó el gobierno fascista de Mugrizio Macri.

Este camino recién comienza. Las nuevas autoridades hacen trascender que nuevas emisiones de bonos en dólares reemplazarán a las letras de Tesorería en pesos por lo cual una mayor proporción de nuestros impuestos será utilizada para pagar intereses de deuda, aumentando la regresividad del sistema fiscal.

Fuente: nota de Juan Ignacio López para InfoNews

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