POR UNA
AJUSTADA MAYORÍA DE DOS TERCIOS, LOS PARTICIPANTES EN ROMA VOTARON UNA MAYOR
APERTURA HACIA LOS DIVORCIADOS QUE HAN VUELTO A CASARSE, COMO ERA LA POSTURA DE
FRANCISCO.
Por una ajustada mayoría de dos tercios, los participantes del Sínodo de la Familia en Roma aprobaron una mayor apertura hacia los divorciados que han vuelto a casarse.
"Se debe contemplar cada caso individual, así como sus circunstancias", señaló el párrafo respectivo del documento final difundido ayer. Es tarea de cada sacerdote tomar una decisión especifica.
Sin embargo la palabra "comunión", de la cual están excluidos hasta ahora los divorciados vueltos a casar, no aparece en ese pasaje del texto, lo que podría causar decepción entre los católicos afectados.
Un total de 178 participantes del Sínodo votaron a favor, mientras que 80 lo hicieron en contra. En cambio, sí tuvo mayor consenso la declaración según la cual las personas que se vuelven a casar deben ser mejor integradas en la iglesia.
"La experiencia del Sínodo también nos ha hecho comprender mejor que los verdaderos defensores de la doctrina no son los que defienden la letra sino el espíritu; no las ideas, sino el hombre; no las fórmulas sino la gratitud por el amor de Dios y de su perdón", afirmó el papa Francisco, quien le agradeció a los padres sinodales por el trabajo realizado.
"Esto no significa en modo alguno disminuir la importancia de las fórmulas, de las leyes y de los mandamientos divinos, sino exaltar la grandeza del verdadero Dios que no nos trata según nuestros méritos, ni tampoco conforme a nuestras obras, sino únicamente según la generosidad sin límites de su misericordia", añadió el Sumo Pontífice.
"La culminación del Sínodo no implica haber cerrado todos los temas relacionados con la familia, aclaró", además Francisco, quien también consideró que "el primer deber de la Iglesia no es distribuir condenas o anatemas sino proclamar la misericordia de Dios".
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