Ayer, un día después del atentado a la sede de la publicación, parisinos y turistas se acercaron al sitio donde murieron 12 personas y convirtieron el lugar en un espacio de peregrinaje silencioso cubierto de flores y velas para recordar a las víctimas.
"Es indudable que los atacantes eran demasiado estúpidos. Querían eliminar a Charlie Hebdo y con su bestialidad lo transformaron en inmortal", dijo un actor de 36 años que visiblemente emocionado visitaba el lugar.
Situada a 600 metros de las plazas de la Republica y de La Bastilla, la sede de Charlie Hebdo amaneció ayer con una enorme foto de cuatro de los dibujantes asesinados (Charb, Wolinski, Cabu y Tignous).
Bajo la foto miles de personas se acercaron para colocar ramos de flores, dibujos, banderas francesas, tapas viejas y emblemáticas del semanario y una banderola con una inscripción en inglés: "Never quit, they can't win, vive la France!" ("No se rindan nunca, ellos no vencerán. Viva Francia!").
"Vine a aquí solo en mi pausa de almuerzo a pararme bajo la lluvia un rato para poder reflexionar con mayor claridad sobre lo que pasó ayer (por el miércoles). No pude dormir en toda la noche, siento un nudo en la garganta por esta aberración", expresó por su parte Jean-Michel, empleado administrativo que acudió al lugar con una bandera francesa anudada en su cuello.
En medio de la congoja y el estupor persistente, cada tanto el clima cambia cuando los parisinos miran con desconfianza a ocasionales grupos de turistas, que desvían su paseo por el barrio de La Bastilla para fotografiar el lugar.
En los alrededores de Charli Hebdo, la "selfie" (autofoto) está considera una muestra de mal gusto, como Julien le explicó a dos jóvenes británicas.
"Es importante venir, mostrar que estamos acá. Solo la presencia ya es algo. Venir a dejar un dibujo, charlar con los que se acercan, unirnos, no desconfiar de nosotros", apuntó emocionada Joel, estudiante de 23 años, mientras iluminaba 12 velas en un momento de tregua de la persistente lluvia.
En una jornada de duelo nacional, donde las banderas francesas, que lucen dos crespones negros, permanecerán a media asta durante tres días, el bulevar Richard Lenoir y los pasajes lindantes continúan vallados por la policía, que sigue con su investigación.
Sobre el coqueto bulevar, decenas de camiones con antenas satelitales de medios de comunicación de todo el mundo, alteran la tranquilidad habitual del paisaje y molestan a los habitantes del barrio.
En cambio, los comerciantes disfrutan de un alza en sus ventas, aunque como Ahmed, muchos son de origen árabe y prefieren no hablar del atentado ocurrido a 50 metros de su negocio de comidas rápidas.
"En medio de un clima enrarecido, luego de que los ataques de hoy a mezquitas y hasta el pedido de reinstaurar la pena de muerte (como propuso la ultraderechista Marine Le Pen) es complicado dar una entrevista sin ser caricaturizado por los medios", se disculpó Ahmed al negarse a dialogar con la prensa.
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