El homenaje a Roberto Gómez Bolaños se realizó en el estadio Azteca. El multitud de chicos y grandes recordó sus personajes y ovacionó el paso del féretro.
Con disfraces de los personajes de Roberto Gómez Bolaños que les hicieron reír por décadas, decenas de miles de mexicanos despidieron ayer a su ídolo de infancia, fallecido el viernes, en un multitudinario homenaje en el estadio Azteca.
"¡Chespirito, Chespirito!", clamó una multitud de niños y adultos que se puso en pie al ver entrar el féretro del actor en la cancha, acompañado de una hilera de pequeños vestidos como el personaje Chapulín Colorado.
El cortejo hizo una primera vuelta alrededor del césped mientras sonaba una emotiva canción cantada por niños que desató las lágrimas de su viuda, la actriz y estrella de sus series Florinda Meza. Vestida de negro, la segunda esposa de Gómez Bolaños ocupó un lugar reservado frente al escenario junto a los seis hijos y nietos del comediante, muchos de los cuales vestían camisetas rojas con el característico corazón amarillo del Chapulín Colorado.
Los entusiastas seguidores ocupan más de un tercio de las gradas de este emblemático estadio, que tiene capacidad para 105.000 personas.
Muchos de ellos llevaron puestas las clásicas antenas del Chapulín Colorado, el martillo de goma que este torpe y bienintencionado superhéroe llamaba chipote chillón o la característica gorra y tirantes del Chavo del ocho.
Participar de esta despedida "es una forma de agradecerles por todos estos años que nos hizo reír", dijo a la AFP Eduardo de la Borbolla. "Era como un hermano, como un tío, como un padre...Por eso venimos aquí para despedirnos de él", coincidía Esteban Chávez mientras se formaba en la entrada del colosal estadio, donde los aficionados levantaron una inmensa ofrenda floral.
El féretro con los restos mortales de Gómez Bolaños, fallecido el viernes a los 85 años, arribó al estadio poco después del mediodía (hora local) después de un recorrido por avenidas de Ciudad de México llenas de admiradores que le ovacionaron.
El ataúd, visible porque estaba dentro de una vitrina de cristal, fue trasladado en la parte trasera de un tráiler rojo flanqueado por figuras del Chavo del ocho, acompañado del barril en el que dormía, y del Chapulín Colorado con un gran corazón.
En otro vehículo del cortejo, que avanzó resguardado por motos de la policía, viajaba Florinda Meza, más conocida como Doña Florinda, que hizo gestos de agradecimiento y alguna escueta sonrisa ante el cariño popular.
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