El jefe de gabinete Jorge Capitanich, quien arribó a San Antonio de Areco luego de las inundaciones que azotaron a ese municipio bonaerense, destacó que "hay una acción mancomunada y solidaria en el municipio para resolver este problema".
Junto al director ejecutivo de la ANSeSs, Diego Bossio, y al intendente local Francisco Durañona, Capitanich dialogó con los vecinos de los barrios afectados por las inundaciones de comienzo de este mes mientras realizó una recorrida por las obras sobre el río Areco.
Estas "son una cobertura ante eventuales crecientes", sostuvo el jefe de Gabinete y recordó que este tipo de acciones forma parte de las instrucciones impartidas por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Respecto de la ayuda brindada a los damnificados, señaló la creación de un "comité de emergencia" del que participaron las ministras de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, y de Seguridad, Cecilia Rodríguez, que posibilitó la rápida respuesta ante el fenómeno meteorológico.
Asimismo, destacó que son más de 180 millones de pesos los destinados a ayudar a los vecinos de todos los distritos afectados y afirmó la "necesidad de un esquema estructural del sistema hídrico y regulación de los canales" en la provincia de Buenos Aires.
Por su parte, Bossio mencionó que son unas 360 las personas que recibirán los distintos recursos asignados por Presidencia a través de la Anses durante la recorrida que realizaron los funcionarios nacionales por los dos aliviadores hídricos que se construyen sobre el curso del río Areco, que permitirán el rápido escurrimiento de las aguas ante nuevos fenómenos metodológicos.
A su vez, Durañona explicó que "las obras del plan hídrico están completadas en un 20%" y que "gracias al aporte nacional, provincial y con un compromiso muy importante de todos los vecinos se logró controlar de inmediato la situación".
Las obras que se desarrollan bajo el histórico Puente Viejo y en la ruta 41 se suman a un aliviador finalizado bajo el puente Gabino Tapia.
Las inundaciones de principio de noviembre afectaron a los vecinos del Casco Histórico y los barrios Amespil, Canullio y Don Pancho, y si bien hubo 70 evacuados y casi 2000 autoevacuados, a diferencia de la inundación de 2009, los daños materiales se minimizaron por un alerta temprana lanzada por el municipio.
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