Un programa de la Subsecretaría de Agricultura de la Nación, completó la entrega en Río Negro de chivas criollas del norte de Neuquén, para iniciar la recuperación de crianceros gravemente afectados por una sequía de nueve años y las cenizas del volcán Puyehue.
El programa de repoblamiento -financiado con 1.200.000 pesos por los ministerios nacionales de Desarrollo Social y de Trabajo- benefició a 60 familias de parajes rurales cercanos a Ingeniero Jacobacci y Comallo, que en poco tiempo lograrán alcanzar una producción que les permitirá volver a vivir del campo.
Pablo Losardo, veterinario de la Subsecretaría nacional en Bariloche, explicó que el programa se basó en el traslado de 1.800 chivas criollas de productores de Chos Malal, en Neuquén, a la zona rural de Río Negro, para distribuir 29 hembras y un macho a cada familia de crianceros.
La producción se basará en la venta de chivitos para faena, que es lo más redituable económicamente, y estiman que en seis años cada familia tendrá un "piño" de unos 200 animales -que a los ovinos les toma 30 años-, lo que les garantizará un ingreso mínimo de 70.000 pesos al año.
"Se trata de crianceros que casi no tienen actividad en el campo, deben ir a las ciudades a hacer changas para sobrevivir y es imposible que alcancen un ingreso así. Los jóvenes no tienen futuro y las familias se disgregan, y este programa les cambia radicalmente la perspectiva", señaló el técnico.
Para graficar el drama, Losardo indicó que entre los censos de 1991 y 2010 se registró en Río Negro un 30 por ciento de pérdida de población rural.
"Eso responde a varios factores. En los '90 comenzó el derrumbe mundial del precio de la lana ovina, agravado por el 1 a 1 del país. La lana era un monocultivo y por falta de diversificación productiva, los crianceros empezaron a abandonar la actividad", relató.
Sobre ese panorama, en 2005 comenzó una sequía histórica en la Patagonia, y en 2011 entró en erupción el volcán Puyehue, tapando de cenizas la Región Sur rionegrina. En poco tiempo la mortandad de animales -oveja merino y cabras de angora- superó el 70 por ciento.
Frente al problema, el programa de Agricultura Familiar muestra otra de sus virtudes: buscó un animal más resistente a estos rigores y encontró en la chiva criolla a uno muy rústico y duro, que en un corral experimental del INTA en Pilcaniyeu tuvo apenas un 7 por ciento de mortandad.
Las chivas hembras son "melliceras" (paren mellizos), fueron trasladadas preñadas y para octubre esperan una parición mínima del 120 a 130 por ciento.
"El resultado es espectacular. De 1.800 animales sólo murió uno en el traslado, a poco de salir de Chos Malal, y en pocos días engordaron. Los crianceros hacen esto desde hace cien años, se apropiaron enseguida del programa y no tuvieron ningún problema", sostuvo.
Agregó que el acierto del programa fue encontrar "una solución sencilla", descubierta al notar que hace tiempo cuando el poblador rural se fue empobreciendo "buscó refugiarse en las chivas criollas".
"El Estado toma ese conocimiento histórico del poblador y se lo devuelve sistematizado, con una perspectiva de desarrollo que estamos seguros de que funcionará", afirmó.
Losardo llevó adelante el programa junto al ingeniero agrónomo de Jacobacci Alejandro Fornasa; el intendente de Comallo Raúl Hermosilla y su secretaria de Producción, Ana María Cumilaf; Alejandro Soraires, del Ministerio de Trabajo en Bariloche, y Daniel Barrio, del Ministerio de Desarrollo Social en El Bolsón. El equipo hará un seguimiento técnico del programa, mientras proyecta multiplicar la experiencia en el territorio rionegrino.
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