Cientos de vecinos y militantes de distintas villas porteñas realizaron tareas de mantenimiento, en el barrio Rivadavia y la Villa 1-11-14 del Bajo Flores, cuyos habitantes denunciaron la falta de obras por parte del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Los voluntarios nivelaron pasillos, construyeron veredas, cavaron desagües y repararon techos en el marco de las "brigadas de trabajo voluntario Camilo Cienfuegos" organizadas por la Corriente Villera Independiente, que tuvieron su primera edición el 3 de mayo pasado en la villa La Carbonilla, del barrio porteño de La Paternal.
Las tareas incluyeron además actividades didácticas para los niños del barrio y el acondicionamiento de un centro sanitario montado por el Movimiento Popular La Dignidad (MPD).
Maribel, habitante de la villa, contó que llegó a ese lugar en el 2001 porque no podía seguir pagando el alquiler de su casa en la zona sur del conurbano bonaerense.
"Fue muy difícil acostumbrarse al barrio, porque yo venía de provincia donde las casas y los espacios son más grandes, acá estamos todos hacinados y a eso no te acostrumbrás nunca", dijo Maribel, quien al describir la desesperante situación en la que viven, agregó que "acá hay muchos problemas, los chicos después de aprender a decir mamá su segunda palabra es `basura`, y los más chiquitos adoptan a las ratas como mascotas", .
La vecina señaló que "en el invierno colapsan los cables de electricidad y se incendian casas y muere gente, y en el verano se corta el agua y los abuelos se deshidratan y algunos se mueren".
"Las pocas obras y recursos que los vecinos conseguimos para el barrio los obtuvimos a través de la lucha, las mejoras del cableado llegaron cuando los vecinos nos movilizamos a Edesur, pero el gobierno porteño sigue haciendo de cuenta que no nos ve, a pesar de que hace un mes tiene una carpa villera instalada junto al Obelisco", subrayó.
Dalci llegó al barrio Rivadavia hace 18 años, con la expectativa de encontrar algún trabajo en la ciudad y contó que "cuando llegamos al barrio las casillas eran de madera y había muchas menos familias, pero la falta de trabajo empezó a amontonar más familias en la villa y ahí arrancaron las telarañas de cables, las construcciones de material mal hechas, la falta de agua, las inundaciones y el colapso de los desagües".
Remarcó asimismo que "los vecinos dependen de sí mismos para sobrevivir en el barrio, porque el gobierno porteño nunca apareció, y entonces hoy tenemos que construir nosotros rampas para discapacitados porque hay gente que no puede salir de su casa hace tiempo y nadie se hace cargo".
"Para que nos entreguen materiales tuvimos que terminar el año pasado tomando la Unidad de Gestión e Integración Social (UGIS) del barrio", sostuvo.
Gabriela tiene 32 años, vive en la Villa 1-11-14 desde que nació y sostuvo que "el estado porteño nunca estuvo, y cuando le dieron un subsidio a los punteros para resolver los desagües se hicieron tan mal las canaletas que ahora se inunda peor que antes".
"Le reclamamos al Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) pero nunca vinieron a revisar ni a solucionar el tema", agregó.
"Acá somos todos vecinos que queremos vivir con dignidad, vamos a hacerle al barrio todos los arreglos que podamos, pero hacen falta obras que sólo puede ejecutar el estado si de verdad tiene voluntad de que nuestros hijos dejen de enfermarse", concluyó.
Sebastián es militante de la Corriente Villera Independiente y hace más de diez años que trabaja en el Bajo Flores, y contó que "es muy recurrente que no haya clases por falta de luz, o que los cortes de agua afecten a los centros sanitarios, o que por falta de cloacas los chicos se enfermen".
"Siempre la urbanización de una villa es un tema complejo, pero con estas jornadas estamos demostrando que hay cosas que pueden hacerse si hay voluntad política, porque para llegar a una urbanización primero hay que hacer estas pequeñas tareas que al gobierno porteño nunca le interesó realizar", dijo indignado.
"En el Bajo Flores hace falta resolver el tema de la basura para erradicar las ratas y sus enfermedades, y construir una red cloacal que evite los focos de infección a cielo abierto", reclamó.
El joven consideró que "esto es posible sólo a través de la lucha popular, porque el Estado de la Ciudad de Buenos Aires demostró que no quiere hacerse cargo".
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