La jefa de Estado se reunió con la cúpula eclesial, encabezada por el obispo titular del Episcopado, José María Arancedo, luego del documento publicado la semana pasada por la Iglesia.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner recibió ayer a la tarde en la residencia de Olivos a la cúpula de la Iglesia Católica argentina, encabezada por el obispo titular del Episcopado, José María Arancedo.
El encuentro, que tuvo lugar a partir de las 19, se produjo luego del documento publicado la semana pasada por la Conferencia Episcopal en la que se señaló que la Argentina está "enferma" de una "violencia cada vez más feroz y despiadada".
Además, en el texto se consideraba a la corrupción, tanto pública como privada, como "un verdadero cáncer social" y causante de "injusticia y muerte".
Desde distintos sectores del oficialismo y el progresismo salieron a criticar el texto. En tanto, desde el Gobierno, el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, había negado el miércoles "diferencias" con la Iglesia.
Parrilli aseguró que no le parece que haya "enfermedad violenta" en la sociedad. Además, aclaró que del documento que hizo la Iglesia, le gustó cuando se habló "que los medios de comunicación no informan con objetividad, no respetando el dolor y privacidad".
"Ya la Presidenta habló. No hay ninguna diferencia con los obispos", remarcó Parrilli cuando le preguntaron si la posición de la Iglesia cayó mal en el Gobierno.
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