Los vecinos de las villas de Ciudad que realizan un huelga de hambre en reclamo por la urbanización, anunciaron "la profundización de la protesta, ante la falta de respuestas del gobierno de Mugrizio Macri".
La carpa, montada el lunes 21 de abril en la Plaza de la República, fue ayer la plataforma para una serie de anuncios, como una jornada el 1º de mayo con invitados especiales que se sumarán a la huelga de hambre, el III Congreso Villero que se prevé para fines de mayo y una huelga de hambre seca, estos dos últimos ad referendum de las asambleas villeras.
"Pueden decir que somos feos, sucios y malos pero no pueden negar que las villas no están urbanizadas. Las leyes no se cumplieron y esos es lo que nosotros queremos, que se cumplan", dijo Rafael Klezjer, referente de la CVI, al comenzar con una evaluación de la protesta que lleva una semana y a la que calificó como "una victoria en sí misma".
La carpa de unos 60 metros cuadrados, cedida por el obispado de Merlo-Morón a través de la Fundación Che Pibe ocupa el 80 por ciento de la plaza, pero no obstruyó en ningún momento el tránsito de la avenida 9 de Julio.
No obstante, su presencia cumple una función: visibilizar la realidad que viven a pocas cuadras del centro porteño miles de familias, en áreas inundables, sin cloacas, con tendidos de luz improvisados, entre otras deficiencias.
Entre los anuncios de ayer, el más importante fue la jornada del Día del Trabajador, que consiguió el compromiso de dirigentes del mundo del trabajo y la cultura que "se sumarán a la huelga de hambre simbólicamente por un día".
"Son compañeros de distintas vertientes políticas. Es que hoy ya nadie niega que nuestro reclamo sea justo: las villas no fueron urbanizadas y eso es ley", dijo el referente de la CVI.
Sin embargo, "si fuese por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires acá nos dejan morir. Hasta ahora no hubo ninguna respuesta a nuestros reclamos", añadió Klezjer.
Además, "con la pobreza se hacen negocios. Sabemos que estamos tocando muchos intereses: el de los hoteles, el de las empresas y cooperativas que contrata el gobierno porteño para que trabajen en las villas, el de los punteros del gobierno porteño", detalló Klezjer.
Entre los ocho huelguistas se encontraba hoy una joven de 34 años, Elizabeth Ovando, que dijo a Télam que "prefirió ir a vivir a la villa Fraga antes que llevar a sus hijos bajo un puente".
"No teníamos a dónde ir y la Villa Fraga nos abrió las puertas", dijo Elizabeth, que destacó a sus vecinos por la solidaridad que recibió en un momento muy difícil de su vida.
Otra vecina que inició con el recambio del sábado pasado la huelga de hambre contó que el próximo 3 de mayo saldrá de la carpa villera un micro rumbo a "La Carbonilla" para una jornada de trabajo voluntario y solidario con ese barrio. "Nosotros somos así. Todos nos movilizamos cuando hay alguna necesidad en alguna de las villas", comentó.
Los reclamos responden, recordaron los vecinos, a un tema postergado: "el cumplimiento de las leyes de urbanización en esos barrios, la auditoría de las cooperativas y empresas que realizan trabajos en las villas, la regulación de los alquileres, el otorgamiento de subsidios habitacionales y la no criminalización de la pobreza".
Ayer por la mañana, una delegación de la CVI presentó en la mesa de entradas de la Legislatura porteña un proyecto para declarar la emergencia habitacional, socioeducativa, y socioambiental en los barrios.
"Acá tendría que haber mucha gente que no está, muchos dirigentes que se cansaron de pedir que urbanicen los barrios, que se cumpla con la ley: están más viejos y cansados. Sabemos que no es fácil pero hoy estamos acá para lograrlo", concluyó Klezjer.
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