Las banderas ondean desde ayer a media asta en toda Sudáfrica y cientos de ciudadanos conmemoraron al fallecido Nelson Mandela con canciones, bailes, lágrimas y plegarias, tanto en municipios de negros como en acomodados barrios de blancos, nueve días antes de sus exequias.
El líder anti Apartheid, ícono de Sudáfrica y un coloso político del siglo XX, será enterrado el domingo 15 de diciembre en su localidad de residencia, Qunu, y el martes 10 de diciembre habrá un funeral en un estadio de la ciudad de Johannesburgo, anunció hoy el presidente del país, Jacob Zuma.
El cuerpo del "padre de Sudáfrica" y primer presidente negro del país será velado en edificios gubernamentales de Pretoria desde el miércoles 11 de diciembre hasta su entierro y el próximo domingo, 8 de diciembre, será una jornada de luto, plegarias y reflexión por el deceso del celebérrimo Premio Nobel de la Paz, agregó Zuma.
La aerolínea de bandera South African Airways anunció que suministrará vuelos chárters para invitados a los funerales de Mandela en Qunu, en la provincia de Eastern Cape.
Un día después de la muerte de Mandela, una camioneta negra tipo cuatro por cuatro, con el ataúd cubierto por una bandera sudafricana, abandonó la casa de Mandela poco después de la medianoche, escoltada por policías motorizados, para llevar el cuerpo a una morgue de Pretoria donde será embalsamado.
Muchos sudafricanos se enteraron de la muerte, que fue anunciada anoche por Zuma en un mensaje televisivo, recién hoy al despertarse, y numerosos ciudadanos se dirigieron en masa a la casa donde vivía Mandela en el rico barrio de blancos de Houghton, en Johannesburgo.
Una decena de palomas fue soltada, mientras una mujer, llorando desconsoladamente, se abrazaba con sus dos hijos en torno a una ofrenda floral.
A los sudafricanos y turistas que habitualmente visitan la zona se sumaron además centenares de periodistas locales e internacionales y simpatizantes del partido de Mandela, el Congreso Nacional Africano (CNA), los que le imprimieron al lugar un color inusitado, informó la agencia de noticias EFE.
Miembros de las juventudes del partido bailaron calle arriba y calle abajo durante toda la mañana, coreando también canciones de lucha contra el "apartheid".
Los ciudadanos congregados en la zona, algunos de ellos vestidos con pijamas o envueltos en mantas y con velas encendidas, gritaban consignas a favor de "Madiba", entonando el Himno Nacional de Sudáfrica y haciendo ondear la banderas.
Los seguidores del ex presidente se acercaron para depositar flores, tarjetas o velas, y pidieron a todas las personas que llegaron a la zona que se unan al improvisado homenaje.
Ciudadanos también se congregaron frente a la ex casa de Mandela en la ciudad casi exclusivamente negra de Soweto, donde muchos cantaron y bailaron para celebrar su vida y legado.
Paralelamente, el gobierno de Sudáfrica ultima los preparativos de los homenajes que le rendirán a Mandela, quien falleció a los 95 años, y que incluirán la presencia de líderes de todo el mundo, incluyendo reyes, nobles, presidentes, primeros ministros y dignatarios religiosos.
La otra cara de la despedida del líder contra el Apartheid es el temor de muchos sudafricanos que creen que ante la muerte del ex presidente el país sea vulnerable a las tensiones raciales y sociales que tanto se esforzó “Madiba” en aplacar.
Ayer a la mañana, mientras los sudafricanos se dirigían a trabajar, muchos expresaron su conmoción por la muerte de un hombre que fue un símbolo mundial de la reconciliación y la convivencia pacífica.
"No va a ser bueno. Creo que (Sudáfrica) va a convertirse en un país más racista. La gente va a enfrentarse y van a perseguir a los extranjeros", consideró Sharon Qubeka, de 28 años, una secretaria del municipio de Tembisa. "Mandela era el único que mantenía las cosas unidas", expresó.
"Me siento como si hubiera perdido a mi padre, alguien que había cuidado de mí. Ya como una persona negra sin conexiones, estás en desventaja", subrayó Joseph Nkosi, guardia de seguridad.
Y agregó, con un dejo de tristeza, que "sin Madiba no tengo una oportunidad. Los ricos se harán más ricos y simplemente se olvidarán de nosotros. Los pobres no les importan. Nuestros políticos no son como Madiba".
Sin embargo, varios políticos y figuras públicas dieron garantías de que la muerte de Mandela no detendrá el avance de Sudáfrica desde su amargo pasado de división.
Uno de los compañeros de Mandela en la lucha contra el "apartheid", el arzobispo y Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu, trató de disipar los temores de que la ausencia del venerado líder podría revivir algunos de los fantasmas violentos del pasado.
"Sugerir que Sudáfrica podría arder en llamas -como algunos han pronosticado- es desacreditar a los sudafricanos y el legado de Madiba", aseguró Tutu, y agregó que "el sol saldrá mañana y el día siguiente y el próximo (...) puede que no parezca tan brillante como ayer, pero la vida continuará".
El cuerpo del "padre de Sudáfrica" y primer presidente negro del país será velado en edificios gubernamentales de Pretoria desde el miércoles 11 de diciembre hasta su entierro y el próximo domingo, 8 de diciembre, será una jornada de luto, plegarias y reflexión por el deceso del celebérrimo Premio Nobel de la Paz, agregó Zuma.
La aerolínea de bandera South African Airways anunció que suministrará vuelos chárters para invitados a los funerales de Mandela en Qunu, en la provincia de Eastern Cape.
Un día después de la muerte de Mandela, una camioneta negra tipo cuatro por cuatro, con el ataúd cubierto por una bandera sudafricana, abandonó la casa de Mandela poco después de la medianoche, escoltada por policías motorizados, para llevar el cuerpo a una morgue de Pretoria donde será embalsamado.
Muchos sudafricanos se enteraron de la muerte, que fue anunciada anoche por Zuma en un mensaje televisivo, recién hoy al despertarse, y numerosos ciudadanos se dirigieron en masa a la casa donde vivía Mandela en el rico barrio de blancos de Houghton, en Johannesburgo.
Una decena de palomas fue soltada, mientras una mujer, llorando desconsoladamente, se abrazaba con sus dos hijos en torno a una ofrenda floral.
A los sudafricanos y turistas que habitualmente visitan la zona se sumaron además centenares de periodistas locales e internacionales y simpatizantes del partido de Mandela, el Congreso Nacional Africano (CNA), los que le imprimieron al lugar un color inusitado, informó la agencia de noticias EFE.
Miembros de las juventudes del partido bailaron calle arriba y calle abajo durante toda la mañana, coreando también canciones de lucha contra el "apartheid".
Los ciudadanos congregados en la zona, algunos de ellos vestidos con pijamas o envueltos en mantas y con velas encendidas, gritaban consignas a favor de "Madiba", entonando el Himno Nacional de Sudáfrica y haciendo ondear la banderas.
Los seguidores del ex presidente se acercaron para depositar flores, tarjetas o velas, y pidieron a todas las personas que llegaron a la zona que se unan al improvisado homenaje.
Ciudadanos también se congregaron frente a la ex casa de Mandela en la ciudad casi exclusivamente negra de Soweto, donde muchos cantaron y bailaron para celebrar su vida y legado.
Paralelamente, el gobierno de Sudáfrica ultima los preparativos de los homenajes que le rendirán a Mandela, quien falleció a los 95 años, y que incluirán la presencia de líderes de todo el mundo, incluyendo reyes, nobles, presidentes, primeros ministros y dignatarios religiosos.
La otra cara de la despedida del líder contra el Apartheid es el temor de muchos sudafricanos que creen que ante la muerte del ex presidente el país sea vulnerable a las tensiones raciales y sociales que tanto se esforzó “Madiba” en aplacar.
Ayer a la mañana, mientras los sudafricanos se dirigían a trabajar, muchos expresaron su conmoción por la muerte de un hombre que fue un símbolo mundial de la reconciliación y la convivencia pacífica.
"No va a ser bueno. Creo que (Sudáfrica) va a convertirse en un país más racista. La gente va a enfrentarse y van a perseguir a los extranjeros", consideró Sharon Qubeka, de 28 años, una secretaria del municipio de Tembisa. "Mandela era el único que mantenía las cosas unidas", expresó.
"Me siento como si hubiera perdido a mi padre, alguien que había cuidado de mí. Ya como una persona negra sin conexiones, estás en desventaja", subrayó Joseph Nkosi, guardia de seguridad.
Y agregó, con un dejo de tristeza, que "sin Madiba no tengo una oportunidad. Los ricos se harán más ricos y simplemente se olvidarán de nosotros. Los pobres no les importan. Nuestros políticos no son como Madiba".
Sin embargo, varios políticos y figuras públicas dieron garantías de que la muerte de Mandela no detendrá el avance de Sudáfrica desde su amargo pasado de división.
Uno de los compañeros de Mandela en la lucha contra el "apartheid", el arzobispo y Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu, trató de disipar los temores de que la ausencia del venerado líder podría revivir algunos de los fantasmas violentos del pasado.
"Sugerir que Sudáfrica podría arder en llamas -como algunos han pronosticado- es desacreditar a los sudafricanos y el legado de Madiba", aseguró Tutu, y agregó que "el sol saldrá mañana y el día siguiente y el próximo (...) puede que no parezca tan brillante como ayer, pero la vida continuará".
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