viernes, 20 de diciembre de 2013

Los trabajadores del restaurante Alé Alé firmaron un acuerdo para quedarse otros seis meses en el local

Los trabajadores del restaurante Alé Alé, que desde diciembre de 2012 se autogestionan eludiendo así el cierre dispuesto por los dueños, coronaron un año de lucha al firmar un acuerdo que les permite quedarse otros 6 meses en el inmueble de Estado de Israel 4500, de donde quisieron desalojarlos en varias oportunidades.
 
"Los 40 compañeros estamos muy contentos con este final feliz. Fue un año muy duro pero terminamos ganando esta lucha”, aseguró Andrés Toledo, el presidente de la cooperativa que recuperó esta empresa.

Toledo destacó que "esto lo conseguimos gracias a los legisladores, diputados y organizaciones políticas que nos han apoyado, junto con los vecinos y clientes”.

Además de comprometerse a dejar sin efecto la orden de desalojo, los propietarios del local convinieron firmar un contrato de alquiler de 6 meses, al término de los cuales los trabajadores desocuparán el inmueble sin más plazos.

A partir de allí, la idea es que el restaurante se mude para seguir funcionando en otro inmueble, a unas pocas cuadras.

“Lo vamos a reinaugurar con una buena fiesta en el nuevo local, donde Alé Alé va a seguir siendo lo mismo porque todos estamos dispuestos a que esto funcione a donde sea que vayamos”, agregó.

Por otra parte, los trabajadores acordaron con los ex patrones -que no son los mismos que los propietarios del local- mantener el nombre y llevarse todos los bienes muebles, como parte de pago de los salarios e indemnizaciones adeudados.

“Todo este tiempo fue muy difícil. El 2 de diciembre pasado vallaron las 4 calles desde la 1 de la mañana, había hasta camiones hidrantes y era inminente el desalojo”, recordó Sergio Canosa, secretario de la cooperativa.

Además, firmaron el acuerdo un grupo de legisladores porteños, así como representantes de la comuna 15, del Ministerio de Trabajo de la Nación y del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), a título de garantes.

“La lucha de la cooperativa Alé Alé es un ejemplo de articulación entre los bloques políticos de la Legislatura y los trabajadores. Demuestra que se puede frenar dos veces un desalojo y sostener durante un año este restaurante que volvió a tener su antiguo brillo”, afirmó la ex legisladora porteña por el Frente Progresista Popular, María Elena Naddeo.

Por su parte, el diputado del Frente Progresista Popular, Aníbal Ibarra, "es bueno que las empresas se reabran con los trabajadores. Y para eso tiene que haber una ayuda estatal y comprensión judicial”.

A su turno, el diputado nacional de Nuevo Encuentro, Juan Carlos Junio, aseguró que "uno de los grandes méritos que ellos tuvieron fue rodearse de las fuerzas políticas, sociales, culturales; además de asociarse en cooperativa, lo que les permitió lograr el apoyo de los vecinos”.

Prueba de lo bien que está funcionando Alé Alé en esta nueva etapa en manos de la cooperativa es que el número mensual de comensales “casi se duplicó” en este último año.

El ministerio de Trabajo se comprometió a “sostener la sustentabilidad del emprendimiento” en los próximos 6 meses a través del Programa de Trabajo Autogestionado, explicó el subsecretario de Promoción del Sector Social de la Economía, Federico Ludueña.

Los trabajadores de Alé Alé conformaron esta empresa social luego de que el grupo OJA, dueño de una cadena conformada por los restaurantes Los Chanchitos, Mangiatta, Don Battaglia y La Soleada, intentara, el 28 de diciembre de 2012, cerrar los comercios mediante la presentación de concurso de acreedores.

La misma actitud tomaron los empleados de los otros restaurantes, pero en Alé Alé la situación se complicó debido a que los dueños de la propiedad dijeron no ser los mismos que los del fondo de comercio.

El 21 de mayo una orden judicial pretendió avanzar sobre el restaurante y desalojar, sin éxito, a los trabajadores, y días después un grupo de legisladores presentó un proyecto de ley para expropiar el edificio y el mobiliario, pero la norma no avanzó. Esta situación se volvió a repetir el 2 de diciembre pasado.

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