martes, 5 de noviembre de 2013

La soledad del grupo clarín

Nota de Tiempo Argentino
 
Algo se rompió en la relación de Clarín con el establishment económico y la clase política. 
 
La decisión de la Corte Suprema de Justicia de declarar la constitucionalidad de la Ley de Medios, más allá de los vericuetos legales que pueda encontrarle el propio multimedios para seguir demorando la aplicación efectiva, mostró que el principal grupo de presión argentino ya no tiene el mismo poder de fuego.
 
En otros tiempos, cualquier decisión que afectara los intereses del grupo que encabezan Héctor Magnetto y Ernestina Herrera de Noble hubiera despertado un repudio unánime en nombre de la ya trillada libertad de prensa por parte de los sectores económicos y de la oposición política Clarín-dependiente. En cambio, esta vez primó el silencio o las declaraciones de rigor llamando al acatamiento del fallo.
 
El caso más llamativo fue el de la Asociación Empresaria Argentina (AEA). La entidad que aglutina en su seno a firmas como el propio Clarín, Arcor y Techint, entre otras, ni siquiera logró ponerse de acuerdo para sacar un comunicado de prensa mínimo en respaldo de uno de sus principales socios; mientras que en otras oportunidades, AEA, una furiosa defensora del libremercado, ya se había expedido. Por ejemplo, se pronunció a favor de la chilena LAN en el conflicto con el Estado argentino por el hangar de Aeroparque y había mostrado su preocupación a través de una solicitada por el artículo 20 de la nueva ley de capitales que permite intervenir la Comisión Nacional de Valores cuando están en peligro los intereses de los accionistas minoritarios de una empresa. Sin embargo, en el caso Clarín primó el silencio.
 
En una cena que tuvo lugar en el Golden Center de Parque Norte, en la que estuvieron presentes más de 1500 empresarios nucleados en la Federación de la Industria Gráfica (FAIGA), a cargo de  Juan Carlos Sacco, un alto dirigente de la Unión Industrial Argentina (UIA) reconoció que la entidad jamás se planteó siquiera la posibilidad de emitir una gacetilla en apoyo de Clarín. "Respaldamos la decisión de la justicia", señaló el referente en estricto off de record.
 
Diego Coatz, el jefe del equipo económico de la UIA, fue más claro: "la Corte Suprema ha ganado legitimidad entre los empresarios y no tendría sentido salir a desautorizarla", dijo en la fiesta anual de los gráficos, en la que también estuvieron presentes el presidente de la UIA, Héctor Méndez y el ahora economista opositor (por el massiclarinismo), Miguel Peirano, quien a diferencia del año pasado esta vez no estuvo acompañado de José Ignacio de Mendiguren. El "Vasco" faltó a la cita y despertó cierto malestar entre los empresarios. "Dicen que se enojó porque en lugar de ponerlo en la mesa 0 lo habían colocado en la 1. Pero no creo que sea cierto", comentó Méndez, medio en serio, medio en broma, antes de retirarse acompañado de su señora del evento que contó con la participación estelar del cómico y cantor Miguel Ángel Cherutti.
 
Más allá de las diatribas gráficas, lo cierto es que ninguna entidad empresaria de fuste y mucho menos las pymes se ajustaron al latiguillo de defender la libertad de prensa y expresión como justificación para poner las manos en el fuego por Clarín. El multimedios ha perdido mucha credibilidad entre los hombres de negocios, que hace tiempo ya no ven con buenos ojos esta guerra a todo o nada contra el gobierno. Ni siquiera los empresarios más críticos del oficialismo están de acuerdo porque la riña de algunos grupos como Clarín y Techint con el kirchnerismo le ha restado más fuerza incluso a algunas entidades de por sí desprestigiadas como AEA.
 
Además impacta en este incipiente intento de reunificación que busca reanimar el famoso G-6, donde convergen la UIA, la Cámara de Comercio (CAC), la Suciedad Rural Argentina (SRA), la Bolsa de Comercio, la Cámara de la Construcción (CAC) y la Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino (ADEBA).  
 
"En una reunión en la que estaba el propio (Paolo) Rocca les dije que AEA es piantavotos", admitió Méndez, una pieza clave del empresariado que ha ganado autoridad dentro del ámbito empresario porque "no se calla nada" cuando habla con altos funcionarios del Ejecutivo ni tampoco con los principales popes de negocios como el todopoderoso Rocca. La incapacidad para forzar el apoyo de ciertos sectores empresarios a su causa contra la Ley de Medios representa una clara muestra de debilidad  en el universo maquiavélico de Héctor Magnetto.  
 
Pero hay algo que debe preocupar más al CEO de Clarín: la imposibilidad de alinear a toda la oposición política "amiga" contra el fallo "traidor" de Ricardo Lorenzetti. Es cierto que el macrismo, necesitado de una proyección nacional que, en teoría, sólo puede darle en el corto plazo los tentáculos del Grupo Clarín, salió a agitar a viva voz su respaldo al multimedios. El presidente del bloque de diputados nacionales del PRO, Federico Pinedo, dijo que "es incomprensible el fallo, por lo que habrá una presentación ante la justicia para pedir que no se aplique si antes no se aclaran algunas cuestiones". De hecho la presentación se formalizó. Sin embargo, la lógica del PRO es conducente con su visión político-ideológica.
 
Además esta fuerza de derecha apunta esencialmente a una polarización de la sociedad similar a la que existe en España, donde, más allá de que las diferencias reales cada vez son menores, el socialismo representa conceptualmente a los sectores de centro y centro-izquierda, y el Partido Popular, a la derecha y a la centro-derecha. El apoyo explícito de Pinedo, uno de los hombres más lúcidos de la derecha argentina, apunta en ese sentido.
 
De la actitud de Elisa "Biblita" Carrió convocando a una marcha en apoyo de Clarín, ni hablar, porque forma parte más de su show mediático y la postura cada vez más alejada de la realidad y cercana a la ficción política, que le da impunidad para banalizar temas muy serios y ensuciar la imagen de otros en nombre de su propia inimputabilidad política. Sin embargo, si se analiza la respuesta de los partidos y referentes "ganadores" de las últimas elecciones legislativas con intenciones de disputar la presidencia en un plazo más corto, se puede observar con más claridad la orfandad que sufre hoy el Grupo Clarín.
 
Por ejemplo, el gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, consideró que la ley "tiene que aplicarse tal cual lo dice la Corte, eso sí: con pluralidad y donde todo el mundo pueda expresarse con libertad". No se trata de un dato insignificante, Bonfatti es la mano derecha de Hermes Binner, un hombre que triunfó con holgura en su provincia y no pierde las esperanzas de liderar un espacio de centro que desplace al peronismo del poder en las próximas presidenciales. "Yo abogo por la pluralidad y estoy de acuerdo con que tenemos que tener Ley de Medios y todo el mundo pueda tener la palabra", agregó Bonfatti para que no quedaran dudas de la postura favorable del socialismo.
 
Por su parte, el dirigente del radicalismo, Alfonsinito opinó que "no hay otro camino que no sea cumplir con la ley". Ricardito después matizó para darle un título al diario La Nazión, diciendo que "también los medios afines al gobierno van a tener que cumplir y ajustarse", aunque lo cierto es que habló de forma muy mesurada y también pidió a Clarín que se someta al fallo de la Corte.
 
Sin embargo, el caso más llamativo, sin lugar a dudas, es el que implica a Sergio Massa. El intendente, creación mediática del Grupo Clarín, debe ser la principal decepción del club ejecutivo Magnetto-Herrera Noble. Massa rompió el libreto y en lugar de sumarse a los desvaríos de Carrió o a la postura más extrema del macrismo también dijo, ya conocido el fallo, que "lo que decida la Corte hay que respetarlo". La frase completa de Massa en realidad fue así: "Argentina tiene un tribunal de control constitucional que es la Corte Suprema, y lo que decida la Corte hay que respetarlo. Hay que respetar todo el fallo de la Corte, lo que hace a los imperativos como en los obiter y las recomendaciones al Estado".
 
La mayor debilidad política del Grupo Clarín no consiste sólo en no haber tenido la muñeca política para ejercer un lobby contundente que le torciera la voluntad a Ricardo Lorenzetti, sino también en que ha perdido el poder de persuasión que supo ejercer sobre sus socios empresarios y sobre sus criaturas políticas.
 
En definitiva, es comprensible la postura de los partidos que apuntan a llegar al poder. Les conviene esperar en la gatera que en su pelea con el gobierno se deshilache el monstruo Clarín, porque si alcanzan la cima política con un multimedios débil tienen más margen para gobernar y hacer políticas públicas.
 
En el establishment económico tampoco les conviene un multimedios muy fuerte y con capacidad para extorsionar, porque el giro neoliberal que tomó en los últimos años la dupla Magnetto-Noble afecta los intereses de aquellos que buscan un modelo económico con genes propios y políticas menos conservadoras.

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