El papa Francisco advirtió ayer que "la agresión no puede ser un acto de fe", al rechazar los incidentes perpetrados en la catedral de Buenos Aires, donde un grupo ultraconservador intentó interrumpir una ceremonia interreligiosa en memoria de las víctimas del Holocausto judío.
"La prédica de la intolerancia es una forma de militancia que debe ser superada", dijo al pontífice argentino al recibir en el Vaticano a seis miembros del Comité Latinoamericano de Líderes Religiosos de Religiones por la Paz.
El director ejecutivo del Congreso Judío Latinoamericano (CJL), Claudio Epelman, quien participó del encuentro, destacó que "el Papa nunca deja de sorprendernos con su sensibilidad y el profundo interés que muestra por sus interlocutores".
"Con este encuentro, el Papa ha puesto de manifiesto, una vez más, su firme compromiso personal para la construcción de puentes entre las religiones y para trabajar junto a todos nosotros para asegurar la paz", subrayó.
El referente comunitario y encargado de las relaciones del Vaticano con el CJL dijo que el Papa reiteró su condena "clara e inequívoca" contra el antisemitismo y elogió su mensaje del domingo 10 de noviembre cuando recordó el 75° aniversario de "La Noche de los Cristales Rotos".
Epelman sostuvo que el pontífice fue claro al afirmar que "la agresión no puede ser un acto de fe" al referirse a los incidentes en la catedral porteña.
Además del director ejecutivo del CJL, participaron del encuentro con el Papa el cardenal brasileño Raymando Damassceno; el argentino Mohamad Hallar, de la Organización Islámica para América Latina; el venezolano Samuel Olson, de la Alianza Evangélica Latinoamericana; Felipe Adolf, presidente de la Conferencia Latinoamericana de Iglesias Protestantes; y el peruano Elias Szczytnicki, secretario de Religiones por la Paz.
El 12 de noviembre un grupo de personas identificadas como "lefebvristas" intentó impedir rezando el Rosario y el Padrenuestro a los gritos, con una actitud provocadora, la conmemoración por los 75 años del pogrom alemán conocido como "Kristallnacht", que dio inicio a la persecución y exterminio de los judíos en el régimen nazi.
Los manifestantes, en su mayoría jóvenes acompañados por dos sacerdotes y adultos, también repartieron volantes con la leyenda: "Fuera adoradores de dioses falsos del templo santo".
Durante media hora, pese a que los asistentes les gritaron "nazis" y "fachos", no cesaron con su actitud. Luego decidieron abandonar la catedral para permitir el inició de la conmemoración con la presencia del arzobispo de Buenos Aires, monseñor Mario Poli, el rabino Abraham Skorka y representantes de otras confesiones cristianas.
El accionar intolerante del grupo mereció expresiones de repudio de las autoridades diplomáticas, funcionarios, sobrevivientes del Holocausto judío y miembros de organizaciones de derechos humanos presentes en el templo.
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