Nota de la revista Veintitrés
Empujados por el lanzamiento de su jefe, los precandidatos recorrerán la costa para apuntalar la campaña de Macri. Marketing precoz e interna recalentada al sol.
Con la llegada de los primeros calores, el entusiasmo por planificar las vacaciones se vuelve casi un ritual. Para los políticos, además, se suma un factor de vital importancia en sus vidas: la campaña de verano. Y esto se potencia si se añade que las próximas elecciones son presidenciales y Cristina no tiene reelección. Las clásicas caminatas por la costa, los partiditos de truco, los asados masivos y la rosca en las carpas sobre la arena.
Rápidos para el marketing, en el PRO ya arman su recorrida por las playas bonaerenses, globos en mano, claro está. Lo cierto es que hay una única consigna clara en el equipo amarillo: Macri presidente 2015. Algo que se explicitó luego de las elecciones del 27 de octubre, cuando en el búnker de Costa Salguero, jóvenes salieron con remeras con esa expresión.
Pero para llegar a eso es fundamental comenzar a meter los pies en la provincia de Buenos Aires, el distrito más importante del país y en el cual el Pro nunca pudo o supo penetrar. Para eso ensayó una alianza con Sergio Massa, que se rompió antes de empezar, producto de que la candidata que había pensado Mugrizio Macri para instalar en la provincia, Gabriela Michetti, no quiso aceptarlo y terminó siendo electa senadora nacional por la CABA.
Así fue como la otra mujer del PRO, María Eugenia Vidal, tomo las riendas del asunto y adelantó que se perfilará para ser candidata a gobernadora bonaerense. Pero también sabe que algunos otros querrán ocupar ese trono como en el caso de Jorge Macri, intendente de Vicente López y que fue uno de los artífices del acuerdo con el massiclarinismo.
La vicejefa de gobierno aseguró que van a recorrer “juntos” (en referencia al primo de Mugrizio) la costa atlántica, dejando entrever la buena convivencia entre ambos candidatos. Sin embargo, es sabida la mala relación entre ellos. En primer lugar, porque Jorge Macri viene tejiendo hace muchos años su figura en tierras bonaerenses, sobre todo, en la primera sección. Fue él quien logró ese acuerdo con Jesús Cariglino y Gustavo Posse –que luego se pasaron al massiclarinismo– y fue también artífice de colar a los tres candidatos del PRO que integraron la lista del Frente Rejuntador.
No es un dato menor que la noche del 27 de octubre se paseó por ambos búnkers, el de Tigre y el de Costa Salguero. Por su parte, Vidal ya pidió estar en la mesa nacional del PRO, que conforman justamente Jorge Macri, Mugrizio Macri, el ministro de gobierno Emilio Monzó (quien salió bastante derrotado de las últimas elecciones) y Marcos Peña. Eventualmente participan el asesor ecuatoriano y admirador de Adolf Hitler, Jaime Durán Barba y el presidente del partido Humberto Schiavoni.
En la mesa chica de la vicejefa de gobierno ya están trabajando para su campaña el ministro de Hacienda y concejal electo por Lanús, Néstor Grindetti –enfrentado con el massiclarinismo en su distrito–, y quien va a anclar en toda la tercera sección electoral; el ministro de Educación Esteban Bullrich, quien, como anticipó esta revista, cambió su domicilio a la localidad de Junín; Federico Salvai, jefe de gabinete de Vidal, legislador porteño electo y esposo de Carolina Stanley, ministra de Desarrollo Social, y Edgardo Cenzón, quien reemplazará a Diego Santilli en la cartera de Ambiente y Espacio Público. Y también integra la mesa su marido, Ramiro Tagliaferro, recientemente electo concejal de Morón en la lista del Frente Rejuntador, es decir, juega para Sergio Massa o es un infiltrado del Pro en las filas del intendente de Tigre.
Otro de los que se anotó en la disputa es el economista Carlos Melconian, que sigue siendo un extrapartidario aunque tiene el guiño del doblemente procesado jefe de gobierno porteño.
Del otro lado de la General Paz, otra disputa interna también vaticina una pelea feroz y ya histórica. También los globos de colores vaticinan amor y hermandad entre Gabriela Michetti y Horacio Rodríguez Larrata. Argumentan que la buena convivencia en la última campaña –donde el jefe de Gabinete actuó de coordinador– sirve como referencia de lo que será la disputa por suceder a Mugrizio Macri. Pero ambos saben que no es así. Es la primera vez que se enfrentarán realmente por ocupar el trono de Bolívar 1.
En 2011 había sido un simulacro, ya que Macri finalmente se bajó de la candidatura presidencial y apostó por su reelección. Pero esta vez esa posibilidad no existe. Michetti fue perdiendo cada vez más peso en la estructura porteña. Por caso, ningún legislador de la ciudad le responde directamente, como sí sucede con Larreta, que tiene varios diputados de su riñón. Además, los ministros con los cuales mantenía buenos vínculos se fueron alejando, como es el caso del de Seguridad, Guillermo Montenegro, y el de Desarrollo Urbano, Daniel "soplanuca" Chaín. Pero el arma de Michetti es otra: los números.
En ese sentido, en la última elección, la otrora diputada y actual senadora electa sacó un número histórico para el PRO, con una distancia importante con respecto a los diputados de su propio partido. Larrata, por su parte, nunca se presentó a disputar el voto popular y sabe que juega con desventaja.
Todos los candidatos tienen una premisa: llevar agua para su molino y juntar porotos para la futura interna. Mientras tanto, preparan el bolsito playero: malla, protector solar y anteojos. No sea cosa que el sol queme la buena convivencia que tantos se jactan de tener.
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