El Plan de Desarme realizó días pasados la destrucción de armas más grande de la historia, con la desintegración de 46 mil unidades. Desde que comenzó el programa ya fueron inutilizadas casi 150 mil armas de fuego.
En el marco del Plan de Desarme coordinado por el Registro Nacional de Armas (RENAR), se llevó a cabo la semana pasada la destrucción de armas más grande de la historia, con la desintegración de 46 mil unidades, y desde que comenzó el programa ya fueron inutilizadas casi 150 mil armas de fuego.
El titular del RENAR, Matías Molle, explicó que el programa se inscribe en la política integral de desarme que lleva adelante el gobierno nacional desde hace 10 años e incluye otras acciones como el cambio de paradigma de la sociedad respecto a la tenencia de armas, que se fomenta con charlas en las escuelas y con asociaciones de jóvenes.
Además, el funcionario adelantó que trabajan en conjunto con las máximas autoridades de la Provincia para llevar adelante este cambio cultural y que buscan modificar las penas previstas en el artículo 189 bis del Código Penal para los delitos vinculados con la tenencia de armas. "Hoy en día es un delito excarcelable, ya que se castiga de 3 a 6 años de prisión, y la idea es que deje de serlo por lo que el infractor cumpla una pena efectiva", indicó.
En este contexto, el Plan de Desarme consiste en la entrega voluntaria y anónima de armas de fuego y municiones a cambio de un incentivo que varía entre los 200 y los 600 pesos.
Matías Molle, titular del RENAR
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"El 2 de octubre se destruyeron 46.659 unidades y del plan de entrega voluntaria había 9 mil. El resto provenían del total incautado por las fuerzas de seguridad y la justicia. La entrega voluntaria ya sacó de circulación 150 mil", graficó el funcionario que insiste que el programa se inscribe en un cambio de paradigma y en las políticas para restringir la demanda, la oferta y el acceso a los dispositivos.
En este sentido, Molle destacó que el programa está entre los tres finalistas que compiten por el premio a la mejor política de futuro que el próximo 23 de octubre anunciará la ONU (Naciones Unidas).
"La persona que quiera dar su arma puede acercarse a cualquiera de las 20 delegaciones que el RENAR tiene en el país y a los puestos móviles, que en las últimas semanas estuvieron en Moreno, Morón, Avellaneda, Lanús y Vicente López. No se le pregunta de dónde la sacó sino que se hace una entrega anónima, se le da un cheque al portador de $ 200 o $ 600 según el estado y el calibre del arma. También se reciben municiones: un millón y medio ya fueron destruidas. Por último, el personal le achata el cañón con una prensa hidráulica delante del interesado", puntualizó.
El funcionario destacó las actividades llevadas a cabo en las escuelas: "además de reducir el circulante, en los últimos 2 años trabajamos con los jóvenes y adolescentes para disputar en términos culturales el desarme. Y con los más chicos en las escuelas, como la campaña 'armas ni de juguete'. Ahora vamos a trabajar con el Ministerio de Educación para redactar un documento que les sirva a docentes para debatir estas cuestiones en clase", concluyó Molle.
En tanto, los puestos móviles del Plan de Desarme recorrerán durante esta semana las ciudades bonaerenses de Morón, La Plata y Vicente López, y la localidad de Villa Nueva, en la provincia de Córdoba.
La iniciativa se enmarca en el programa Ciudades Seguras, recientemente presentado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos a través del Registro Nacional y de Armas (RENAR) y la Secretaría de Asuntos Municipales del Ministerio del Interior y Transporte
El Plan Nacional de Entrega Voluntaria de Armas de Fuego, vigente desde julio de 2007, consiste en la entrega voluntaria y anónima de armas a cambio de un incentivo económico que varía entre los $ 200 y $ 600. Este plan tiene como uno de sus objetivos lograr la reducción del circulante de armas en manos de civiles.
En el momento de la entrega se toma el número de serie del arma, tipo y calibre con el fin de cotejar estos datos con el registro existente. Las armas con procesos judiciales pendientes son separadas y quedan sujetas a los procesos administrativos correspondientes.
Una vez entregadas, las armas son inmediatamente inutilizadas, para luego ser destruidas en un acto público. El material resultante de la destrucción se funde y se dona a la Fundación del Hospital Garrahan.
A nivel nacional ya se recuperaron a través del plan más de 149 mil armas y más de 1 millón de municiones.
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