Editorial - Por Ricardo Gómez
Como era previsible, la
finalización de las PASO dejó mucha tela para cortar. Los matutinos de ayer,
dependiendo de su orientación política, hacen análisis coherentes más con sus
deseos que con las realidades. Creo que hay algunas cosas que se deben
puntualizar.
No podemos olvidar la
campaña de desprestigio que los candidatos del Frente para Victoria han soportado de parte de
los mismos medios de siempre.
El candidato de Clarín,
Sergio Massa, hasta recurrió a la victimización con la parodia de un “robo” que
todavía despierta más dudas que certezas para juntar algún que otro voto. Desde
esos mismos medios se organizó un fallido cacerolazo, pero que siempre suma
para restarle votos al kirchnerismo.
Desde la oposición se
sumaron a cuanto reclamo se pergeñó en las oficinas del CEO de Clarín, fieles
mandatarios como son del capomafia. Pero todo esto solo sirvió para que Massa
triunfe por menos del 5% de diferencia ante un candidato al que “nadie conocía”.
Y no olvidemos la denuncia penal que el CEO le propinó al periodista Víctor
Hugo Morales, denuncia que seguramente tendrá poco recorrido legal, pero que
logró la efectiva foto de un pobre ancianito siendo abucheado por los K.
Así, la política en
este país sigue siendo atravesada por las grandes corporaciones. Los políticos
de la oposición siguen jugando el peligroso juego de ser permeables a los
deseos de los poderosos, dejando al pueblo olvidado en algún rincón.
Saben que
sin el apoyo del grupo de los Noble sus carreras políticas hubieran terminado
hace ya mucho tiempo sin pena ni gloria. Pero los necesitan, por eso soportan
sus embates y por eso se suman a sus denuncias domingueras.
¿Cuál será la actitud
del ingeniero Macri a partir de los guarismos que mostró el massismo? Es claro
que el grupo ya eligió su candidato para el 2015, y lo hizo en vista del
posicionamiento a nivel nacional que esta fuerza tiene.
Muy distinto es el
panorama del PRO a nivel nacional, carente casi por completo de una fuerza
política con visos de acrecentar votos para sentarlo al alegre ingeniero en el
Sillón de Rivadavia. Tal vez por eso el Mauri rezongó anoche: “Nada tengo que
hacer en el búnker de Massa”.
De buenas a primeras apareció un suplente que le
quitó el puesto de querida del grupo, y eso le debe hacer doler las muelas.
Supongo que la carrera política de Macri se tendrá que circunscribir a la
capital federal, lugar geográfico donde sus anomalías no influyen en los
votantes.
Lo que yo me pregunto
al ver estos resultados, es si este pueblo se merece tener un gobierno como el
de Cristina. Al ver que el kirchnerismo ha perdido plazas claves para futuras
elecciones no puedo dejar de pensar en que mucha de esa gente deben ser quienes
están disfrutando de las mieles que producen las medidas que este gobierno, al
que ellos no votan, toma. No olvido que estas son elecciones legislativas, y
que diferente es el cantar con las elecciones para presidente, pero aun así los
resultados me hacen preguntarme si este pueblo, o parte de él, no merecería
volver a los 90. Y ahí radica, al menos para mí, una contradicción en estas
elecciones.
Mientras el pueblo votó
con agrado a un candidato claramente noventista como Massa, se encargó de
cortar de cuajo las aspiraciones políticas de Domingo Cavallo. Sin embargo, las
medidas del exmenemista son similares a las que bosquejó Massa, solo que éste
lo hizo de forma más “lavada” y mediática para que sea digerible. Al ver esto,
y lo digo con tristeza, me doy cuenta de que parte de este pueblo nada ha
aprendido en estos años, y solo vota de acuerdo a las tapas de algún matutino.
Y por eso la pregunta: ¿se merece este pueblo un gobierno como el de Cristina?
Usted contéstese esta pregunta en su corazón.
Lo cierto es que la
política presenta hoy a un posible candidato a presidente salido de las
entrañas del grupo Clarín, pero lo paradójico es que aun ese candidato salió
del mismísimo kirchnerismo. Un duro golpe a toda la oposición. Por lo pronto,
el objetivo de quitarle poder al kirchnerismo en el Congreso no se presenta muy
bien que digamos. Si los números se confirman en octubre como en esta elección,
el oficialismo conservaría su mayoría. Esa mayoría es la que le permitió al
país disponer de leyes que, de lo contrario, serían una utopía. Queda esperar
que la Corte Suprema se expida favorablemente sobre la Ley de Medios, parada
hace cuatro años por Clarín, y que esa ley se aplique de forma definitiva.
Mientras esperamos
todas estas definiciones, yo seguiré preguntándome si este pueblo se merece
tener a alguien como Cristina.
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