El presidente de Fiat aseguró que los empresarios "no pueden pagar más la cuenta", que debería ser el Estado el que se ocupe. Rattazzi, representante de un rubro de la industria que rompe récords de ventas, criticó la economía del gobierno por "los altos niveles de inflación y de gasto público en empresas como Aerolíneas Argentinas". Pero ¿de qué no habló el titular de Fiat?
Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Argentina, al fin dejó de lado las medias tintas de sus declaraciones sobre la economía del país y posicionó su discurso políticamente.
En una entrevista en radio Buitre, del Grupo Clarin, elogió la política económica y las inversiones en infraestructuras de la década del '90 y cuestionó "los altos niveles de inflación y de gasto público en empresas como Aerolíneas Argentinas".
"Hoy tenemos los mismos problemas, pero empeorados. Hay más problemas de inflación, más problemas de infraestructura y más en el sector energético, que es una tragedia, y en todos los sectores en general", planteó Rattazzi desestimando el crecimiento exponencial de los últimos diez años en los que según el discurso opositor "el sector energético quedó atrasado".
Obvia la inversión en conectar al país energéticamente, por caso, la suba de la cota de Yacyretá o la reciente adjudicación de licitación para dos represas en Santa Cruz que aportaran un 15% a la generación y producción de energía en el país.
"Si uno viaja por la Argentina se da cuenta que lo que era la herencia extraordinaria, porque la verdad que en los años '90 se hicieron muchas inversiones en infraestructura. Está quedando diez años atrás, muy rezagada. Tenemos ese problema y varias cosas para arreglar, pero se arreglan, no es un problema dramático, pero no con aspirinas", agregó.
Rattazzi, titular de una fábrica en Ferreyra, Córdoba, ignora la creación de la autopista Rosario-Córdoba que concretó el kirchnerismo. Olvidó seguramente los largos viajes de sus autos y camiones por la antigua ruta 9 y el tener que detenerse en cada pueblo porque la ruta pasaba por el centro ¿Será que no tendrá nostalgia de los salamines de Oncativo, o los atardeceres en las plazas de Villa María?
Sobre Aerolíneas Argentinas, dijo: "No va a haber más esta idea de que una compañía que pierde 2 o 3 millones de dólares por día pueda ser la panacea para el país, porque la gente se va a dar cuenta, cuando se tenga que luchar contra la inflación, que no se puede emitir para siempre, sin control. Es plata de cada uno la que pierde compañías como esa".
Nada dice de lo deficitario que era el Estado en los '90. Ni habló de que los antiguos titulares de la aerolínea de bandera son investigados aún hoy en España. Ni qué hablar de los premios por puntualidad que recibe Aerolíneas Argentina de los organismos de contralor mundiales. Mucho menos, del aumento de frecuencia a los principales destinos turísticos del país o la recuperación de rutas olvidadas por el anterior gestor porque no significaban rédito alguno.
Consultado sobre la posibilidad de que sean los empresarios quienes paguen la baja de Ganancias, se sinceró: "Los empresarios la cuenta no la pueden pagar más, por lo menos los que exportan. No se puede seguir exportando y pagando costos de producción en la Argentina. Es correcto que el sistema tenga ajustes, porque es un sistema con alta inflación, pero con el mundo que ha terminado con la inflación, la inflación de la Argentina hoy es altísima".
Nada señaló sobre las ganancias de los últimos años de los empresarios que "no pueden pagar más la cuenta". Ni de los beneficios de su rubro por el consumo interno que elevó con cifras récords año a año la venta de autos nuevos.
Y concluyó con un deseo, casi mágico: "Ojalá se elimine la inflación, con un plan serio de reducción fuerte de la inflación. Hay que rever el mínimo no imponible, como el ajuste por inflación de los balances. Hasta ahora, muchos recursos se hacen emitiendo moneda, pero no se puede tener un futuro así, sino con un control acotado de todos los gastos y de la política monetaria".
Una pena, podría habernos recordado la teoría del derrame al menos, alguna idea económica de Domingo Cavallo o Martínez de Hoz, pero no.
Rattazzi y Longobardi añoran los años '90
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