A casi un mes del choque, Daniel López, el conductor del tren que colisionó, habló a los medios por primera vez y sostuvo que hizo "todo lo posible por frenar pero el tren no respondió". El hombre tiene 29 años como maquinista del Sarmiento, y dice: "No soy un conductor suicida".
Daniel López, el motorman de la tragedia de Castelar, habló por primera vez.
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El maniquista del tren que protagonuizó el choque en Castelar hace casi un mes y que dejó tres muertos habló por primera vez a los medios para dar su versión de lo sucedido.
Daniel López, tal su nombre, reiteró como lo hizo ante la Justicia que en el momento del accidente los frenos de la dotación no funcionaron. "No estaba alcoholizado, no estaba dormido, ni soy un conductor suicida. Hice todo lo posible por frenar, pero el tren no me respondió. Cuando vi que la colisión era inevitable, me encomendé a Dios", dice.
López relató: “Yo saqué esa mañana el Chapa 1 del depósito con un certificado de listo, era la primera vez que lo manejaba después del arreglo que le habían hecho. Viajé hasta Once y luego volví a salir desde Once en un servicio rápido”.
Al respecto de por qué siguió adelante tras violar las señales de alerta, López explicó: "Violé los alertas porque los frenos no me respondían. Ya cuando quise bajar la velocidad por el primer semáforo, el freno no me respondió. Frené otra vez, y seguía sin responder. Cuando veo el tren detenido adelante, intenté frenar por todos los medios. En un momento, me di cuenta de que la colisión era inevitable, entonces intenté accionar el freno de emergencia, para que por lo menos se amortiguara el impacto, pero tampoco respondió. Cuando ya no podía hacer más nada, me corrí hacia un costado y me encomendé a Dios".
"Prueba de que yo no estaba dormido el día del accidente es que mantuve activo el 'hombre vivo' siempre, hasta el choque”, argumentó el motorman y contó que tras el impactó, quedó atrapado en la cabina, shockeado y fuertemente lastimado, que logró escaparse y fue trasladado a una clínica de Morón, donde fue incomunicado.
En relación a la instalación de cámaras de seguridad en las cabinas, hecho que generó polémica y hasta un paro sorpresivo de los trabajadores ferroviarios, López dijo: "No me molestan, pero no van a ayudar a salvar vidas. Para proteger las vidas necesito frenos, no cámaras de video. Tenemos otros problemas: hace 20 años que pedimos que nos pongan ventiladores de techo en las cabinas, tenemos filtraciones de agua y de frío, los vidrios se empañan frecuentemente y no vemos bien. Arriesgamos la vida todos los días".
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