La periodista describió a la ex vicejefa de la Ciudad como una política "organizadora de buenas voluntades" que cree que con la "fe" se solucionan los problemas políticos y aseguró que su mérito es sostenerse en el mundo de lo público sin realizar "gestión institucional".
En un durísimo tono, la docente y ensayista Bratriz Sarlo destrozó a la candidata a senadora nacional por el PRO Gabriela Michetti.
La ácida crítica de Sarlo se inspira en dos hechos encabezados por la propia Michetti. Primero, la postulación de un candidato sin méritos como primer secretario de Cultura del gobierno de Macri. Y segundo, su polémica ocurrencia de que una pareja homosexual podría adoptar un niño sólo si el pequeño es muy pobre y ningún otro lo quiere.
La columista de La Nazión se toma el trabajo de describir políticamente a quien critica: "Su perfil tiene más que ver con la 'organizadora de buenas voluntades' que con los principios activos de la transformación o, incluso, de la conservación. Si uno se atiene a su discurso, resulta imposible aplicarle adjetivos clásicos. Elude los temas filosos, difiere para un porvenir aquellas cuestiones que parten a la 'gente'. Se mantiene en la escena política como carta del macrismo y mantiene su imagen de mujer abierta al diálogo. Un programa mínimo".
En otro apartado de su columna publicada en el matutino nacional y titulada "De eso no se habla" la ensayista pone en la mira la incapacidad de gestión de quien fuera vicejefa de gobierno por cuatro años en la Ciudad de Buenos Aires. "Michetti ha hecho un milagro: no se la recuerda por su gestión institucional, como puede recordarse a algunos de sus compañeros de Pro, a Pinedo, para dar sólo un nombre. Se la aprueba por su estilo convivial" y todo ello sucede "en un clima donde a los políticos se les reclama gestión".
Además asegura que la impronta de la imagen pública de Michetti está marcada por un sentido amistoso, en una época "donde valen los 'amigos', tanto en Facebook como en las salidas de fin de semana. La imagen pública coincide con la época".
A su incapacidad para gestionar en el ámbito de la cosa pública, Sarlo anota otro poroto en contra: "Michetti no plantea problemas, sino métodos: hablemos de buena fe y las cosas se irán solucionando; no seamos autoritarios ni sectarios y todos juntos seremos más; aunque sea lindo cambiar opiniones, los problemas tienen siempre una salida".
De este modo, la crítica considera que la ex vicejefa de gobierno forma parte del "buentipismo" político y se para siempre del lado de los voluntariosos. "Michetti enuncia con perfección un discurso de la buena voluntad: todos debemos entendernos, dialogar, llegar a acuerdos, no hostilizarnos ni enojarnos, respetar las instituciones y atender a la 'gente'". Palabras tan bellas como vacías de contenido. Pero ojo, que si bien la senadora nacional es el blanco de críticas de la escritora, Sarlo también desliza cuestionamientos hacia el rabino Sergio Bergman, que no deja sola a Michetti en su estilo naif, conciliador y carente de todo sentido político.
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