Un sacerdote de Coronel Suarez quiere “evaluar” si una nena con síndrome de Down puede tomar la primera comunión. “Hay que ver si puede distinguir entre un pedazo de pan y la ostia”, dijo el cura.
Catalina Recuna
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Catalina Recuna tiene 11 años y en su colegio primario, José Manuel Estrada de Coronel Suárez, está cursando las clases de catecismo.
El cura de la parroquia se llama Diego Kessler y puso en duda que la pequeña pueda recibir el sacramento al igual que el resto de sus compañeros.
Fernanda, la mamá de Catalina consultó al párroco por la primera comunión de su hija, y el hombre le respondió que tenía que asegurarse que la niña distinguiera entre un pedazo de pan y la ostia. También dijo que "debía evaluar a la niña antes de tomar una decisión".
"Nuestra hija tiene muchos menos pecados que el más comprometido de los católicos. Su corazón es noble. Había que ver la alegría que tenía luego de la bendición de la palabra de Dios, con qué cuidado sostenía en sus brazos la Biblia que había recibido de manos del sacerdote", expresó su madre.
Tras el escándalo por la respuesta de Kessler, el Padre Antonio del pueblo alemán de Santa María, se habría comprometió a brindarle el sacramento a la niña.
Seguramente Catalina sabe distinguir entre un pedazo de pan y la ostia tan claramente como nosotros sabemos distinguir entre un sacerdote y un reverendo hijo de puta que merece -lisa y llanamente- ser cagado a trompadas.
Este mal nacido pertenece y representa a la misma iglesia que no hacía evaluaciones para determinar si había que darle la comunión a Videla.
Dan asco.
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