Todos se despegan de la homofobia de Macri

Patinó -una vez más- y ni se dio cuenta -una vez más-. El doblemente procesado jefe de Gobierno porteño aseguró orgulloso que a uno de sus colaboradores lo trató de "maricón" por no tener mas ambiciones electorales. La extraña posición de María Laura Satillán y la aclaración que lo dejó mal parado de Gustavo Posse.

 

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"Este fenómeno violento en la forma de hacer política que ha expresado el kirchnerismo genera como contrapartida no solo el 8N ni el 18 abril, sino que genera esta necesidad y esta angustia de los que no nos sentimos cómodos en ese ambiente, a comprometernos a futuro".

 

Macri hablaba, como siempre, a través de sus frases ya pensadas dignas de una publicidad. Estaba en TN, un terreno que le es absolutamente familiar, sentado de un lado con Jorge Yoma y del otro Alfredo de Angeli y Gustavo Pose. Intentaba usar léxico informal y cercano al televidente pero su jugada salió un poco mal. Incluso las frases que le adjudicó al kirchnerismo le volvieron en contra.

 

"Argentina está en un enorme espacio que es Latinoamérica. Por eso que al señor lo acuse de... maricón durante 5 años, que estaba en la cancha chica, se mandó a la cancha grande", aseguró Mauricio, sin advertir que había utilizado una definición de orientación sexual como una suerte de insulto.

 

Pero Mauricio seguía hablando, pese a que las caras de sus colaboradores y la conductora ya no eran las mismas. "Cada uno tiene que sumar a hombres que tienen trayectoria y conocimiento como Jorge y Gustavo", señaló. Pero Posse rápidamente se quiso despegar de la situación.

 

"A mi no me acuses de eso para incorporarme", le dijo. En ese momento Santillán intentó sacar del paso a Macri. "Igual no es una acusación, digo por el matrimonio igualitario también de..." pero no pudo terminar la frase. Entonces Posse fue al llano. "Perdió la línea". A lo que María Laura no le quedó otra que asentir. "Perdió la línea porque no es una acusación", agregó.

 

Macri, a todo esto, no entendía de que se lo acusaba y cuando se le explicó solo atinó a decir: "Lo decía cariñosamente".

 

El impresentable sigue empeñado en generar vergüenza ajena.