Editorial - Por Soledad Sganga
Si hay algo que no
puede negarse, es que a partir del 2003, la política volvió al centro de la
vida de cada uno. Luego de años de la instalación por parte del neoliberalismo
de la antipolítica, la sociedad se vio interpelada por la política.
Gracias a esa
politización, fue posible hacer visibles a aquellos que durante décadas fueron
invisibilizados.
Gracias a las
diferentes políticas sociales se hicieron visibles a través del reconocimiento
de sus derechos a millones de madres y padres que gracias a la Asignación
Universal Por Hijo, pueden llevar a sus hijos a la escuela no ya a comer sino a
estudiar, y estar cubiertos con los controles de salud obligatorios. Ésos
niños, también pudieron ver como sus padres progresaban y conseguían trabajo.
Gracias a la
restructuración de la deuda y el pago al FMI, se pudo mejorar la calidad de
vida de millones de argentinos, con obras de infraestructura, como caminos,
rutas, hospitales, escuelas, universidades, gasoductos, etc.
Gracias a una ley
votada por el parlamento, las personas del mismo sexo hoy en Argentina pueden
casarse y contar con los mismos derechos que una pareja heterosexual.
Millones de personas
fueron visibilizadas y por tanto, poco a poco, se les fue devolviendo derechos
que les fueron negados durante décadas.
Hoy podemos ver cómo
la realidad de esas personas ha cambiado y mejorado. Podemos ver a los chicos
volver de la escuela con su netbook, podemos ver cómo los controles de salud
mejoran la calidad de vida de todos.
Sin embargo, así como
pudimos y podemos ver todos los días ésta realidad, la de ver a compatriotas
haciendo pleno uso de sus derechos que están garantizados por el Estado,
también vimos otra realidad.
Al encontrarse la
política en el centro de la vida de la sociedad, por encima y no ya subordinada
a la economía, se tocaron a sectores que nunca antes habían sido tocados.
Sectores de poder que también fueron deliberadamente invisibilizados.
Durante el conflicto
de la 125, pudimos conocerles las caras a los jerarcas, del mal llamado campo.
Conocimos no solo sus caras sino también sus intereses, su egoísmo, su proyecto
de país. Ellos hasta el día de hoy, a pesar que desde hace casi 10 años no se
remata un lote de campo, que han engrosado sus ganancias exponencialmente,
quieren volver al modelo del 1900, un modelo exclusivamente agroexportador,
modelo con el cual se perderían miles de puestos de trabajo. Y se los ha visto
tirar litros y litros de leche, toneladas de comida, al tiempo que todavía teníamos
latente el recuerdo de los saqueos y del hambre. Se han hecho visible también
el origen de cada uno de los representantes de la Mesa de Enlace. Sus vínculos
con el proceso más nefasto y doloroso de nuestra historia. Ya los conocemos,
sabemos quienes son, de donde vienen y que intereses representan cuando gritan
y reclaman contra la inflación, el estatuto del peón y el aumento de precios.
Siendo ellos uno de los principales sectores donde se concentra la mayor
cantidad de trabajo informal, explotación, siendo el sector que tiene en su
poder la formación de precios debido a su importante participación en la cadena
de valor. Conocimos también a ese vicepresidente que ni la valentía tuvo de
decir “negativo”.
Con la Ley de Medios,
sucedió lo mismo. Una ley ampliamente debatida y votada por el parlamento y con
una gran aceptación por parte de la sociedad, votada hace 4 años, no puede ser
implementada plenamente por medidas judiciales por parte del Grupo Clarín ante
la posibilidad de perder parte del oligopolio que formó a fuerza de negociados
manchados de sangre y a fuerza de la compra de medios a precio vil en
connivencia del poder político de turno.
Gracias a la Ley de
Medios, conocimos la verdadera cara de Magnetto, de Aranda, Rendo, Mitre, con
la apertura de la causa de Papel Prensa también pudimos conocer la terrible
historia detrás del control de papel. Ellos también eran invisibles, tanto como
sus actos.
Gracias al paquete de
leyes enviado al parlamento y votado en su totalidad en referencia a la democratización
de la justicia, también conocimos los intereses y vínculos que existen entre
los sectores de poder y el poder judicial. Pudimos ver también cuales son sus
intereses y quienes responden al declarar la inconstitucionalidad de una de las
leyes, amparándose en la Constitución Nacional y en la división e independencia
de los distintos poderes del Estado, cosa que en la vida real quedó a la vista
que no sucede.
Ya sabemos quien es
quien, a quienes responden, que intereses defienden. Y esto es el resultado de
haber tocado uno a uno a los sectores de poder que se creían intocables. Y sin
embargo, aquí están a la vista de toda la sociedad.
Por eso… Somos muchos y los
conocíamos poco.
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