Carla Castro, de 62 años, es una de las caras de la batalla cultural por la identidad e igualdad y la primera travesti en poder jubilarse antes de los 65 años como establece la ley.
Carla Castro, primera jubilada trans |
Luego de años de lucha, y luego de poder cambiar el DNI, operarse y casarse, las travestis y transexuales consiguieron una jubilación y un seguro de desempleo.
Carla Castro, de 62 años, es una de las caras de la batalla cultural y la primera travesti en poder jubilarse antes de los 65 años como establece la ley.
Así, la beneficiada relató lo difícil que fue su vida: sus luchas diarias cuando era Carlos y se sentía atrapada en un cuerpo que no le pertenecía y la condena de sus compañeros y empleadores cuando les confesó su deseo de operarse.
Carla, nacida en el partido de Pilar, emocionada sostuvo, “mi hermana era hermosa, tenía unos ojos verdes que todos halagaban y era la nena mimada de la familia. Cada vez que a ella le regalaban un vestido me ponía muy celosa y cuando nadie me veía me lo probaba en secreto. A los seis años ingresé al colegio y desde un primer momento me marginaron porque jugaba a ser mujer y me comportaba como cualquier nena de mi edad”.
“En casa el tema era tabú: mis padres jamás me preguntaron nada y yo nunca les conté mis proyectos o cómo me sentía. A los veinte años comencé a ir a la Facultad de Medicina para interiorizarme sobre la operación de cambio de sexo”, cuenta Carla.
Luego de trabajar 17 años como dibujante de cartografía en Techint y ser echada por su condición de trans, con la indemnización más un dinero que le pasa mes a mes su hermana y la venta de todos los muebles y electrodomésticos de su casa, logró subsistir hasta hoy.
“Si bien las leyes no me cambiaron en nada porque tanto la operación como el DNI fueron conquistas que logré a pulmón, estoy feliz de haber logrado la jubilación, de volver a tener mi plata y de facilitarles el camino a tantas otras personas”, admitió.
Con esta ley, Carla puede jubilarse desde los 60 como cualquier mujer. “No es una dádiva sino un derecho ganado en este modelo de país”, concluye Sandra Felgueroso, jefa de la Udai Pacífico.
Martín Olmos, jefe regional de la ANSeS Capital, indicó que existen dificultades ya que “al estar excluidas laboralmente, la mayoría no cuenta con los años de aportes requeridos”. Pero lograr romper con el estigma de que el único camino para las minorías sexuales es la calle se convirtió en una política de Estado.
El Ministerio de Trabajo emitió las resoluciones 332 y 331 que otorgan a las víctimas de violencia de género, travestis y transexuales un seguro de desempleo similar al que cobran los beneficiarios del Plan Jefes de Hogar: una asignación monetaria mensual de 225 pesos durante los primeros 18 meses sin empleo y 200 pesos durante los últimos seis meses.
Además del seguro, el Estado otorgará a aquellos que lo requieran servicios de orientación y asistencia en la búsqueda de empleo, intermediación laboral para la incorporación al empleo en el sector público y privado, formación básica y profesional, participación en actividades de entrenamiento para el trabajo y asistencia técnica para la formulación de proyectos de autoempleo.
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