A la misa solemne, que se llevó a cabo en la Catedral Metropolitana, asistieron el vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, más de 70 obispos de todo el país, 30 diplomáticos y miembros de la Corte.
La Catedral Metropolitana fue el escenario principal de una ceremonia que no ocurría desde hacía 15 años.
La última vez se celebró el 28 de febrero de 1998, cuando el obispo Jorge Mario Bergoglio comenzó su "ministerio pastoral" como arzobispo de Buenos Aires, un cargo que abandonó el pasado 13 de marzo desde Roma, con el cargo de nuevo Papa electo. Desde entonces, la jefatura de la arquidiócesis capitalina quedó acéfala, con una vacancia que concluyó hoy al ser cubierta formalmente por el ex obispo de La Pampa, Mario Aurelio Poli, designado por el Papa Francisco como duodécimo arzobispo porteño, vigésimo sexto obispo de Buenos Aires, y séptimo primado de la Argentina, es decir, como un nuevo candidato criollo para ser transformado cardenal.
La ceremonia es una de las principales demostraciones de poder de la Iglesia Católica local. Tiene al sucesor de Bergoglio como protagonista, ante un auditorio que puebla las gradas de la Catedral con una treintena de diplomáticos, además de 70 obispos de todo el país, que ayer concluyeron sus debates en el plenario 105 de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y terminaron de sesionar en la Basílica de Luján, con un rezo por el nuevo Santo Padre.
El vicepresidente Amado Boudou, el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, y la mayoría de los ministros del gobierno nacional asistieron hoy a la asunción de Mario Poli como nuevo arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires.
También concurrieron el procesado jefe de la Ciudad de Buenos Aires, Mugrizio Macri, y la vicejefa porteña, María Eugenia Vidal, y el secretario general Marcos Peña.
Además de Boudou, Domínguez y Abal Medina, asistieron los ministros del Interior, Florencio Randazzo, de Industria Débora Giorgi, de Educación, Alberto Sileoni, de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, de Justicia, Julio Alak, y de Defensa Arturo Puricelli, y el secretario de Culto, Guillermo Olivieri.
El ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, aseguró que hay "un vínculo revitalizado" de la sociedad con la Iglesia Católica y dijo ser "muy optimista en esta etapa".
"Ha sido un día importante para la Iglesia y para los que somos católicos. La asunción de este nuevo arzobispo para un momento muy particular como el que vive la Iglesia argentina al tener un Papa como Francisco. Un papa mucho más terrenal de lo que nos tenía acostumbrado Ratzinger, que era más celestial", dijo en diálogo con Télam.
Además, consideró que hay un "vínculo revitalizado" de la sociedad con la Iglesia y una "cuota de esperanza muy importante en la etapa que inició Francisco, porque en su trayectoria y en sus nuevos pasos ha demostrado ser un Papa que acerca a la iglesia católica al hombre común".
"Este gobierno se distinguió en todas sus políticas por estar destinadas hacia lo más excluidos y esa es una tarea interminable. La Iglesia cumple rol importante en eso y es el punto de unión entre ambos", concluyó.
En tanto, el ministro de Educación, Alberto Sileoni, dijo que el nuevo arzobispo es "muy esperanzador, muy sencillo" y le deseó "la mejor suerte del mundo".
"Vamos a seguir con las relaciones que teníamos, escuché un arzobispo muy cercano al pueblo, sin nada de pompa, nos va a hacer bien a todos", concluyó.
Por su parte, la vicejefa de gobierno porteño, María Eugenia Vidal, sostuvo en diálogo con Télam que la asunción del flamante arzobispo "es una oportunidad de fortalecer el diálogo, trabajar más juntos para que los porteños vivamos mejor".
"Es una alegría porque no solo celebramos nuevo arzobispo sino que reemplaza al Papa argentino, es un doble orgullo. Nuestro vinculo con la iglesia siempre fue bueno y siempre se puede mejorar", agregó.
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