Horas antes de la protesta del 18A, Mugrizio Macri reunió a su Gabinete y a 450 funcionarios del PRO. La desazón por el faltazo del alcalde a la marcha y repaso de agenda con pulsadores electrónicos.
Luego de la tempestad que azotó a la Capital y dejó seis muertos, el PRO se tomó dos semanas para reordenar su tropa y revisar, puertas adentro, los errores cometidos durante la gestión de una crisis marcada por la ausencia inicial de casi todas las cabezas del gobierno porteño, salvo la vicejefa María Eugenia Vidal.
La última fecha de ese inventario de daños políticos, sucedió el jueves pasado, en el Hotel Intercontinental, propiedad del holding inmobiliario IRSA, durante una reunión de gabinete ampliado, encabezada por el procesado jefe de Gobierno, Mugrizio Macri, que incluyó a 450 funcionarios entre ministros, secretarios, subsecretarios y directores generales.
El encuentro fue realizado pocas horas antes de la movilización opositora del 18A, pero arrancó con la desazón de varios de sus participantes cuando se enteraron que el alcalde había resuelto no asistir a la marcha contra el gobierno nacional, aunque gran parte de los asistentes habían dedicado el grueso de su trabajo durante los últimos días para sumar adherentes.
El gesto de prescindencia ante la marcha que habían organizado sus propios funcionarios, cosechó incertidumbre entre las segundas y terceras líneas del gobierno PRO que, por estos días, luego de la tempestad, se preguntan si el alcalde apostará con fuerza a los próximos comicios legislativos o cederá a las recomendaciones del consultor Jaime Duran Barba y concentrará todos sus esfuerzos en su candidatura presidencial en 2015.
Con ese dilema a cuestas, arrancó la última "reunión de gabinete ampliada", con más de cuatro centenares de asistentes que, a diferencia de las citas anteriores, tuvieron en sus manos un pulsador electrónico. La novedad, según explicaron los organizadores, fue repartida para que cada funcionario contestara una encuesta en tiempo real, con consultas sobre el desempeño de la gestión ante el último temporal y, también, sobre los planes presidenciales del PRO.
Sobre la respuesta del gobierno ante la tormenta, la mayoría de los funcionarios consultados consideró que la comuna respondió lo mejor posible ante el desastre, pero remarcó que la comunicación fue una de las mayores fallas de la gestión en esos días ante la crisis. Sólo el 11% consideró que fue acertada, un porcentaje que refleja el desgaste que acumuló el gobierno porteño entre la madrugada del desastre y el tiempo que sus funcionarios demoraron en blanquear que Macri no estaba en Buenos Aires, sino de vacaciones en Brasil, un descanso que también habían elegido el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larrata, y el secretario General, Marcos Peña.
En el plano electoral, sólo el 60% de los 450 funcionarios pulsó que veía al jefe de Gobierno como candidato a presidente, mientras que el 98% dijo que estaba dispuesto a trabajar para su candidatura en 2015. El 1,9% restante cosechó la sorpresa de Macri que tiró un chiste para descomprimir el número, y prometió "buscar a los infiltrados".
Las preguntas sobre la gestión también arrojaron sorpresas, especialmente cuando sólo el 40% asumió que podía identificar el material reciclable dentro de la basura, y sólo el 15% dijo que utilizaba la bicicleta para su movilidad diaria. Según el testeo, la mayoría de los consultados también consideró que la comuna debía invertir más esfuerzos en el subte que en el Metrobus.
Los tres datos construyeron un espejo incómodo para Macri, quien pudo apreciar, en tiempo real, las inconsistencias de la burocracia estatal capitalina, a su cargo, para afrontar temas tan sensibles para el PRO como la basura, las bicisendas o la construcción de los buses articulados.
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