Editorial.
Por Dante Augusto Palma, para Diario Registrado
“Ella o vos” es el slogan que ha elegido Francisco De Narcováez para volver a posicionarse de cara a las elecciones de medio término de 2013.
El mensaje es claro en todo sentido: “ella” es la presidenta; la “o” aparece como una disyunción excluyente, un nexo que indica que hay que elegir entre una cosa y la otra; y “vos” sos vos, es decir, supuestamente, cada uno de los ciudadanos que en caso de elegir a la presidenta estarían eligiendo a alguien que actúa por un interés propio que va contra el interés de cada uno. Digo “de cada uno” porque el slogan no dice “ella o nosotros” dando a entender que, frente a CFK, existe un colectivo con intereses comunes.
Simplemente estás vos, que junto a otros “vos” forman un agrupamiento de yoes, frente al mal encarnado que estaría depositado en la figura de “ella”.
Pero entre tantos “vos” y “yoes” la pregunta sería ¿dónde está “él”? Es decir, ¿dónde aparece el hombre que busca dar un mensaje político en esa publicidad? Y aquí aparece la curiosidad porque el spot no le deja lugar a “él” dado que no permite asociar que lo mejor para vos sea votarlo a él. En todo caso, parece un llamamiento a votarse a uno mismo, frente a ella, pero no a votarlo a él; es más, incluso podría dar lugar a que miles de votantes razonen que “entre ella y yo, la voto a ella pues sabe mejor que nadie cómo gobernar un país”.
Si bien la diferencia parece sutil, para la campaña de 2007, el oficialismo utilizó también el “vos” cuando indicaba “Cristina, Cobos y vos”, pero allí existía la idea de representación y de vínculo colectivo.
Es decir, se suponía que Cristina y Cobos eran parte de un frente al que se le sumarían los yoes. No se trataba del llamado a votarse a uno mismo sino de participar en un proyecto con un liderazgo (del cual, claro, sólo quedaron vos y Cristina).
Para finalizar, entonces, a la estrategia de marketing de De Narcováez le falta indicar cuáles serían las razones por las que no habría que votarla a ella y en cambio sí habría que votarlo a él. Sin ese pequeño paso estaríamos negando el rol mediador de la política y de los partidos políticos, aquel que le quita sentido a que cada uno se vote a sí mismo.
Quizás esas razones aparezcan en futuras publicidades o quizás simplemente De Narcováez planee reconfigurar el sistema político para que haya tantos candidatos como electores y donde todos obtengan un convencido, ferviente y transparente (pero también inútil, pequeño, egoísta y miserable) voto.
NdR: la deformación del apellido del diputado colombiano es responsabilidad de la redacción de Currín On Line y no del autor del editorial.
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