Argentina ratificó ante la Corte de Apelaciones de Nueva York su posición de no aceptar la ruptura en la cadena de pagos a los acreedores que ingresaron al canje de deuda que dispuso el juez Thomas Griesa y del principio de equidad, además de asegurar que no quebrará su propia ley para pagar a los fondos buitre la totalidad de la deuda que reclaman.
En la audiencia, que ayer se extendió por espacio de dos horas y cuarto -comenzó a las 14 y finalizó a las 16.15 hora local (dos horas más en Argentina)- participaron representantes legales de la Argentina, de los fondos buitre y terceros con intereses en el tema, quienes expusieron sus respectivas posiciones.
En la sala estuvieron presentes en primera fila el vicepresidente Amado Boudou y el ministro de Economía, Hernán Lorenzino.
Los tres jueces que integran la Corte -Daniels Barrington Parke, Reena Raggi y Rosemary Pooler- dieron muestra de su interés por tratar de dilucidar la posición de la Argentina y de los terceros afectados representados en esta audiencia por los abogados David Bois, en nombre del Exchange Bondholder Group (los bonistas que ingresaron al canje), y James Martin, por el Bank of Nueva York (BONY).
Al concluir la audiencia, Boudou aseguró que la "Argentina no va a quebrar su propia ley" para pagar a los fondos buitre la totalidad de la deuda que reclaman y recordó el planteo explicitado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en torno a que "no va a permitir que se priorice los intereses de los acreedores por sobre la educación, la salud, y el bienestar de los argentinos".
"Argentina no va a violar su ley, que dice que no va a pagar a los acreedores que no ingresaron a la restructuración", subrayó el vicepresidente en declaraciones periodísticas.
Lorenzino también afirmó que la posición de la Argentina y de los bonistas que ingresaron al canje fue coincidente en resaltar "la inequidad que significa el planteo simple y a la vez imposible de asimilar a un tratamiento igualitario que reclaman los fondos buitre".
"Lo que está en juego acá es si los procesos de reestructuración de deuda soberana tienen futuro o no", afirmó el ministro al explicar lo que él denominó como "el debate de fondo" de la audiencia que se desarrolló esta tarde en Nueva York.
Durante la audiencia, el abogado Jonhatan Blackman, en representación de la Argentina, sostuvo que el país "no podría pagar" si el fallo de la Corte de Apelaciones privilegia a los holdouts por sobre los bonistas que ingresaron al canje.
La audiencia tuvo una doble ronda de exposiciones y cada uno de los representantes que llevaron la voz cantante de las partes debió atenerse a los tiempos fijados por la Corte.
Blackman, de manera enfática, defendió la posición de no aceptar la ruptura en la cadena de pagos a los acreedores en el canje que dispuso el juez Thomas Griesa y del principio de equidad.
El momento de mayor tensión se registró durante la primera exposición de Blackman -que dispuso de dos tramos de 20 minutos- cuando advirtió que "en una circunstancia en que Argentina se vea obligada a pagarle más a los holdouts que a los bonistas que ingresaron al canje, no podría pagar".
Ante la frase de Blackman, la jueza Raggi repreguntó si eso significaba que la Argentina no pagaría, a lo que el abogado aclaró: "no podría pagar".
Lorenzino al explicitar la postura argentina presentada en la audiencia consideró que una "solución factible" en la disputa con los fondos buitre tiene que basarse en el respeto de "la soberanía del país y la necesidad de cumplir con sus normas".
"Tratamiento igualitario implica que un acreedor que entró al canje, que aceptó una quita importante, hizo un sacrificio en capital y en plazo pensando que los países y acreedores deben salir juntos, y que esa solución deba trasladarse a todos los acreedores, tal el camino que la Argentina propuso", explicó el ministro.
A la salida del encuentro, Bois -uno de los abogados representante de los bonistas que entraron al canje- dijo a Télam que "el veredicto es difícil de predecir, pero quedó de manifiesto que la Corte dedicó bastante tiempo a los terceros afectados porque entendió que (con un fallo desfavorable) arruinaría a los acreedores" que ingresaron a los canjes que instrumentó Argentina en 2005 y 2010.
El letrado se refirió al tiempo que dedicó el tribunal a escuchar las posiciones de Argentina en dos bloques de 20 minutos, y a los acreedores que ingresaron al canje también en dos bloques de 20 minutos.
En tanto que el abogado de los holdouts dispuso de una única exposición de 25 minutos y el letrado del BONY, apenas 10 minutos.
Los jueces de la audiencia fueron los republicanos Daniels Barrington Parker -quien redactó el fallo del pasado 26 de octubre que avaló al juez Thomas Griesa y que pidió precisiones sobre la forma de pago- y Reena Raggi, junto con la demócrata Rosemary Pooler.
A raíz de las expectativas que generó la audiencia, al recinto ingresaron 60 personas como público, que debieron hacer una cola de más de cuatro horas para ser autorizados.
A estos se sumaron los representantes de las partes, lo que obligó al tribunal a habilitar una segunda sala contigua y otro salón en un piso inferior para poder abarcar a la totalidad de las personas presentes.
En representación de los holdouts habló el abogado conservador republicano Ted Olson, quien utilizó los 25 minutos que la Corte le concedió al fondo de Paul Singer, NML, y a Aurelius, otro fondo buitre que también está involucrado en el caso.
Olson volvió a insistir en los argumentos de NML y recalcó a la Corte que "los acreedores son terceras partes sofisticadas, no son meros acreedores", a lo que volvió a sumar el reclamo de que disponga el pago del "100 por ciento de lo adeudado".
También sostuvo que los que ingresaron al canje "no son víctimas inocentes", argumento con el que buscó contrarrestar el interés del tribunal en los terceros afectados.
Junto a Boudou y Lorenzino también estuvieron el secretario de Finanzas, Adrián Cosentino; el director de la Argentina ante el FMI, Sergio Chodos; el subsecretario de Legales, Matías Isasa; el director ante el Banco Mundial, Guido Forcieri, y la flamante embajadora en Estados Unidos, Cecilia Nahón.
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