El alcalde decidió que todos los costos operativos del metro porteño recaigan en el bolsillo de los 960 mil pasajeros que utilizan el servicio a diario. El plan financiero detrás del aumento del boleto a $ 3,50. El peso del año electoral.
Cuando los pasajeros del subte empiecen a pagar $ 3,50 por cada viaje a partir de marzo, no sólo soportarán un aumento del 40 por ciento. También habrán empezado a solventar una de las últimas tarifas subsidiadas con fondos públicos del gobierno porteño, cuya gestión, conducida por el procesado jefe de gobierno, Mugrizio Macri, se prepara para cargar todos los costos operativos del metro capitalino en las espaldas de los 960 mil pasajeros que entran y salen diariamente de las 78 estaciones distribuidas a lo largo de los 47,1 kilómetros de sus seis líneas.
La clave del cambio tiene que ver con la decisión política de la gestión PRO de no intervenir en el financiamiento de los gastos corrientes del subte y dejar que la tarifa técnica del servicio sea costeada, íntegramente, por los usuarios.
"La técnica", como le dicen los expertos en transporte, por ahora es un término desconocido para los usuarios habituales del metro, pero se trata de uno de los dos tipos de tarifas que establece la Ley 4722, votada por la Legislatura porteña a fines de diciembre para que la Ciudad de Buenos Aires recupere el servicio que el Estado Nacional le quitó en 1993 para concesionarlo a la empresa Metrovías del Grupo Roggio.
"La técnica", como le dicen los expertos en transporte, por ahora es un término desconocido para los usuarios habituales del metro, pero se trata de uno de los dos tipos de tarifas que establece la Ley 4722, votada por la Legislatura porteña a fines de diciembre para que la Ciudad de Buenos Aires recupere el servicio que el Estado Nacional le quitó en 1993 para concesionarlo a la empresa Metrovías del Grupo Roggio.
La norma, votada hace menos de un mes luego de un amplio acuerdo de legisladores del PRO y del Frente para la Victoria, sostiene que la "tarifa técnica refleja los costos de la explotación del servicio", mientras que la "tarifa al usuario" es "la que efectivamente paga" el pasajero.
Apenas promulgó la ley, el hijo bobo de Franco Macri anticipó que esa tarifa técnica rondaba los 6 pesos, una cifra que sorprendió a sus propios funcionarios que, dos meses antes, habían dicho que ese valor superaba los 4 pesos y llegaba a los 4,50. El número fue calculado por los economistas de la gestión PRO, que para este año están dispuestos a subsidiar un peso por viaje, para dejar al boleto que paga el usuario a 3,50, la cifra que finalmente SBASE debatirá en audiencia pública el 1º de marzo. Según las leyes porteñas y nacionales, esas audiencias no son vinculantes, o sea que no imponen ningún freno jurídico a la directa aplicación del nuevo incremento.
El nuevo boleto, más allá de la audiencia, comenzará a regir apenas la Línea A abandone la parálisis total que resolvió la comuna a principios de este mes. Para entonces, SBASE pondrá en marcha un nuevo resideño de la tarifa, donde no habrá subsidios para empresas, sino para personas, tal como lo dijo la semana pasada la vicejefa de gobierno, María Eugenia Vidal, luego de calificar como un "show mediático" la convocatoria que hizo el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, para frenar el nuevo aumento. Las argumentaciones no sólo buscaron refutar los cuestionamientos de la Casa Rosada, sino politizar la discusión sobre los subsidios estatales al transporte público de pasajeros, un instrumento de política económica que el presidente Néstor Kirchner puso en marcha en 2003, pero que el macrismo no comparte. Esas concepciones políticas e ideológicas serán un estreno para el subte, el primer transporte público de pasajeros que la gestión PRO tiene, desde el 1 de enero, bajo su completa administración y regulación.
Un estudio realizado por Metrovías, elaborado a fines de 2012, revela que el funcionamiento mensual del subte cuesta 120 millones de pesos, unos 1440 millones al año. Ese monto, hasta 2011, fue subsidiado con 720 millones provenientes del Estado Nacional, que el año pasado redujo ese aporte a la mitad. Los últimos 360 millones de fondos federales dejaron de ser depositados el 31 de diciembre pasado y, desde entonces, la gestión PRO comenzó a buscar alternativas financieras para no remplazarlos con fondos porteños. La orden fue impartida por el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larrata, y tiene estrictos fundamentos políticos y electorales en vísperas de los comicios de octubre y las primarias de agosto. "El jefe no quiere perder los fondos para asfalto, ni para obras públicas por culpa de financiar el boleto del subte. Lo considera, directamente, un error político", confiaron a Tiempo Argentino tres de los mismos voceros que desde fines del año pasado dicen, a los cuatro vientos, que la comuna no pretende endeudarse para pagar gastos corrientes del servicio, es decir, el costo diario para que el metro funcione.
En rigor, el gobierno porteño ya entregó dinero fresco a Metrovías para que pueda pagar salarios. La gestión del procesado Macri impedirá que ese desembolso se eternice con el nuevo aumento de 2,50 a 3,50 que aplicará desde marzo y con un cambio en la matriz para los subsidios: en vez de destinarlos en forma masiva a todo el conjunto de pasajeros, la comuna sólo suavizará la tarifa técnica para jubilados, personas con discapacidad y beneficiarios del plan Ciudadanía Porteña. Ese plan de adecuación y de finalización definitiva de los subsidios estatales será gradual, pero este año comenzará, con la tarifa de 3,50, un lanzamiento de la cartera social para "subsidiar los viajes de las personas que lo necesitan" y un nuevo reajuste, posterior a las elecciones de octubre que, según los cálculos del PRO, significará un subsidio estatal por boleto menor a los 50 centavos, una ecuación que no sólo llevará el viaje a una cifra mayor a los 4 pesos, sino cada vez más cerca de poner toda la tarifa técnica sobre el bolsillo de los viajeros.
El cambio no sólo impactará en los pasajeros sino en Metrovías, que se encuentra en plena negociación con el gobierno PRO para definir su continuidad en la concesión por los próximos dos años. Hasta ahora, según la empresa de Roggio, el boleto actual de 2,50 tiene un subsidio estatal de 1,40. Los voceros de la empresa prefirieron no responder sobre la progresiva desaparición del subsidio, pero recordaron que la suba del 127% implicó "la disminución de 240 mil pasajeros diarios" y una merma en la recaudación en ventanilla de 150 millones, "sin contar los 70 millones adicionales que puso la empresa por los anticipos de las paritarias". Con ese cambio en carpeta, Buenos Aires será una de las primeras capitales del mundo que dejará de subsidiar el subte, un camino inverso al que recorren actualmente ciudades como San Pablo, en Brasil, que pone 116 millones de dólares en subsidios; París, en Francia, que aporta 959 millones de verdes al año, con el mismo destino, o Nueva York, que entrega 2000 millones anuales para sostener la red de metros de la Gran Manzana, una de las ciudades más admiradas por Macri, salvo por su política de transporte.
NdR: la deformación del nombre de pila del alcalda porteño y del apellido de su jefe de Gabinete, como así también las alusiones a Macri como "el procesado" o "el hijo bobo de Franco Macri", son responsablidad de la redacción de Currín On Line y no del autor de la nota.
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