Nuestra adictiva incursión en el mundo facebookero nos ha permitido en los últimos años conocer gente hermosa. También de la otra, claro, pero eso ahora no viene al caso. Soledad Sganga se ha convertido así en uno de nuestros más queridos afectos. Joven, inteligente, bella, militante comprometida y, por sobre todas las cosas, buena gente. Digna hija de su madre, al fin y al cabo. Así como Hugo Presman la invitó a su programa de Radio Cooperativa por una nota que escribió, nosotros, con total impunidad y sin pedirle permiso, nos tomamos el atrevimiento de utilizar esa nota y transformala en nuestro editorial, en este día en que rebozamos de orgullo por tener la suerte de vivir en un país donde protestan los ricos.
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Lic. Soledad Sganga |
Me pregunto por qué te habrá molestado tanto que haya venido un presidente y haya resuelto un conflicto con los docentes de Entre Ríos en dos días. Por qué te habrá molestado que haya reestructurado la deuda. Por qué te habrá molestado que haya impulsado la nulidad de las leyes de la impunidad, Ley de Obediencia Debida, Punto Final y los indultos; y que además no sólo descolgó los cuadros de dos genocidas sino que en nombre del Estado le pidió por primera vez en la historia de la democracia perdón al pueblo argentino por haber callado más de 30 años.
Te molesta que se hayan abierto los juicios a los genocidas y que se los condene como corresponde. Te molesta que exista una ley federal de educación, que haya vuelto la escuela técnica. Te molesta que mujeres y hombres, que todavía no tienen trabajo o que están trabajando de manera informal, puedan acceder a la Asignación Universal Por Hijo o a la Asignación por embarazo; que exista el Plan Nacer, porque se está fomentando la vagancia, pero si no laburan y están en la calle pidiendote una moneda, también te molesta. Te molesta que se hayan recuperado los fondos de los jubilados, y más aún, que muchos de esos jubilados lo son sin haber aportado, porque siempre estuvieron fuera del mercado laboral registrado.
Te molesta Conectar Igualdad, te molesta que se achique la brecha tecnológica. Te molesta que muchos científicos hayan regresado al país, te molestan los paraguayos, peruanos, bolivianos, uruguayos, porque forman parte de “la nueva ola inmigratoria” porque no es como la de nuestros abuelos o bisabuelos, los blanquitos. Te molesta que se incentive el mercado interno, que se implemente un modelo de sustitución de importaciones para desarrollar la industria. Te molesta que exista una ley de medios audiovisuales, te molesta que dos personas del mismo sexo se puedan casar, te molesta una ley que le reconoce la identidad a una persona más allá de la biología. Te molesta que no se reprima a esos piqueteros que te cortan la calle. Te molesta que se paguen las deudas con las reservas del Banco Central, te molesta la ley de reforma política. Te molesta “no poder” comprar dólares. Y ahora te molesta que los pibes voten.
Y hay solo dos opciones para esas molestias: o te molesta porque lo leíste o te lo dijeron, o lo escuchaste; o te molesta porque REALMENTE te molesta, pero no te animas a dar tus fundamentos, porque en el fondo te dan vergüenza. Que no te de vergüenza. Decirlo abiertamente te libera, te saca un poco de bronca y un poco (bastante) odio de adentro.
Entonces se me vienen algunas cosillas a la cabeza que quizás te puedan llegar a hacer pensar o no, pero ya eso no sería mi problema.
Cuando el país estaba con un estado de sitio permanente, el pueblo silenciado, por miedo o por la fuerza, cuando sabías que a un vecino o un conocido había desaparecido, te callabas, porque algo habrán hecho y eso a vos no te iba a pasar.
Cuando vino la democracia festejaste quizás tímidamente, todavía con un poco de miedo, y hasta estuviste de acuerdo con el juicio a las juntas. Pero también estuviste de acuerdo con las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Pero eso capaz no era una prioridad porque estabas abrumado con la hiperinflación y todos los problemas económicos que desembocaron en la asunción del Turco.
Y cuando vino el Turco, te contó un cuento chino, junto con Cavallo, y te convenció que el país estaba teniendo un crecimiento económico inédito. Pero no sabías que crecimiento económico no es lo mismo que desarrollo económico. Y eso no es un detalle menor. Y como con el 1 a 1 te comprabas lo que querías y viajabas donde querías, parecía todo calmo.
Ah! Y en esa época también seguro que pudiste hacer algunas refacciones en tu casa, pero los albañiles eran esos bolivianos, peruanos, paraguayos, esos que hoy te molestan. Como estabas tan entretenido con el cuento chino, te olvidaste que en el mientras tanto, muchos argentinos eran brutalmente expulsados del sistema y que vieron como sus propios compatriotas les daban vuelta la cara. Quizás comenzaste a darte cuenta si algún amigo o familiar se iba a vivir al exterior. Hasta que un día, después de todas las “buenas voluntades de De La Rúa”, el país terminó de explotar. Y fue ahí cuando los piqueteros dejaron de molestarte. Porque cuando a vos te tocaron el bolsillo con el corralito, ellos estuvieron ahí mancando y hasta dejando la vida porque el reclamo era justo.
Pero evidentemente para vos la política era eso, salir, manifestar y volver a casa. Hasta que en el 2003, te chantaron la política en la cara. Volvió al lugar del cual nunca tendría que haber salido. En el centro de la vida cotidiana de una sociedad. Y ahí seguramente te sentiste perdido porque no sabías o no querías saber, porque a veces es más cómodo no saber y quedarse quieto. Sobre todo si eso fue lo que hiciste desde el 89 al 2002.
Y ahí fuiste aprendiendo lo que era, de qué se trataba. Y ahí te comenzaron todas esas molestias. Pero aún así, viste como todos los años tu sueldo aumentaba gracias a las paritarias, si tenías una PYME quizás hayas crecido un poco. Comenzaste a poder planear tus vacaciones nuevamente y quizás con mejores destinos y con más tiempo. Pero claro, ahora tenías que compartirlo con gente que no es como vos, con los que antes no podían y ahora sí pueden. Y lo mismo pasó con los compañeros de escuela de tus hijos. No te digo en el Hospital Público porque seguro con tu prepaga no te importa la salud pública. Pero comenzaste a ver que los que eran “tus” lugares de los cuales disfrutabas gracias a “tus privilegios”, esfuerzo lo llamaras vos, con aquellos que estuvieron postergados por más de una década. Te molesta el negro, porque ahora trabaja y antes porque te cortaba la calle. Te molesta el extranjero pero cuando se te rompe un caño o necesitas alguna refacción lo llamás, porque ellos saben de construcción.
Ahora la política te hace poner las cartas sobre la mesa y a la vista. Pero quedate tranquilo porque TN no va a desaparecer, ni Clarín, ni canal 13, ni Lanata. Ya no desaparece nada ni nadie. Porque por suerte las cosas cambiaron y todos podemos hablar libremente sin correr riesgo de vida.
Y quedate tranquilo que si no te querés casar con una persona de tu mismo sexo estás en tu derecho a no hacerlo, nadie te va a obligar. Y nadie te va a obligar a veranear en la costa argentina reemplazando algún otro lugar en el exterior. Sólo que si te vas al exterior, vas a tener que declarar de dónde y cómo conseguiste los dólares. Pero eso te molesta, no es muy coherente porque eso es lo que pasa en esos países los que vos llamás países serios. Pero nadie te impide viajar ni salir del país.
Y también tendrías que estar tranquilo porque cuando vayas caminando por la calle no te vas a cruzar con ningún genocida. Y fuiste tranquilo a marcha del 8N. No te mataron como en el 2001, no reprimieron. Bueno eso ya lo habías comprobado con la anterior caceroleada.
Por suerte muchas cacerolas hoy están llenas de comida porque hay menos pobres, hay movibilidad social, hay protección social por parte del Estado. Y hay mas pibes en la escuela y más pibes cubiertos por un programa de salud.
Y para no extenderme más, quedate tranquilo que si no querés que tu hijo o hija vote a partir de los 16, no va a pasar nada.
Yo te pediría que comenzaras a preocuparte por lo realmente importante: por poner en blanco a tus empleados, por declarar lo que tenes que declarar, por no evadir impuestos.
Y dos pedidos más, que al menos para mi creo que son quizás los más importantes. El primero; no repitas como loro, analizá, escucha, lee, y después saca tu conclusión. Y el otro; cuando hayas sacado tu conclusión, decí abiertamente desde donde opinas y desde donde hablás. Yo se con qué argumentos cuento, yo se desde donde hablo.
No te escondas detrás de pancartas baratas como “esto es una dictadura”. Porque ¡¡¡¿sabés qué?!!! Si esto fuera realmente una dictadura ni vos estarías leyendo esto ni yo lo hubiera podido escribir.