domingo, 23 de diciembre de 2012

Se construye desde los hechos

Editorial. Por Soledad Sganga
 
El año que viene se van a cumplir 10 años de este modelo político. Este modelo representó y representa un cambio radical de paradigma. El fin de la larga noche neoliberal y el comienzo de una nueva etapa basada en la redistribución del ingreso de forma más equitativa, de impulso al mercado interno, de sustitución de importaciones, de ampliación de derechos y de inclusión social.
 
Muchas cosas se han logrado en estos 10 años, hechos que van desde lo concreto a lo simbólico. Va desde la continuidad de un modelo político hasta la reestructuración de la deuda, pasando por todos lo matices intermedios.
 
Las tres banderas peronistas: Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política estuvieron más presentes que nunca. Las tres articuladas. La reestructuración de la deuda, la independencia del FMI, representan esa independencia económica y soberanía política que hacia tiempo no teníamos. Eso permitió impulsar muchas decisiones políticas y económicas, sin pedir permiso a ningún organismo internacional, y lo más importante sin generar nueva deuda.
 
Este modelo permitió, con la recuperación de la economía, a través de medidas concretas y a largo plazo, bajar las tasas de desempleo, de pobreza e indigencia, incentivar el consumo, generar ingresos que permitan la realización de políticas públicas, incentivando el crecimiento de diversas áreas del modelo productivo del país, incentivando y reconstruyendo el sector industrial.
 
La justicia social vino de la mano de dos de las medidas más importantes: la AUH y la recuperación de los fondos de las AFJP. La primera permitiendo el acceso igualitario a la salud y la educación de los sectores más postergados, acceso que representa un derecho negado durante muchos años. La segunda permitió la incorporación de más de 2.000.000 de jubilados, que no hubieran podido acceder a una jubilación por haber estado fuera del mercado laboral formal. La recuperación por parte del Estado de AYSA y de Aerolíneas Argentinas.
 
La derogación de las leyes de la impunidad, permitieron poner en el banquillo de los acusados a los genocidas. Con condenas ajustadas a derecho, sin venganza sino con justicia. La que nuestros 30.000 compañeros no tuvieron.
 
La ley de matrimonio igualitario, la de identidad de género, la del voto a los 16, leyes que amplían derechos, que como tales se otorgan y depende de cada uno el uso o no del mismo. La ley de Medios de Comunicación Audiovisuales que también amplía derechos y garantiza una pluralidad y diversidad necesaria para los tiempos que corren. La Televisión Digital Abierta garantizando el acceso a la tecnología y a la información.
 
Ante todas éstas medidas nos encontramos obviamente con una resistencia. Y digo resistencia porque no creo que exista una oposición. Si habláramos de oposición estaríamos asumiendo, que del otro lado existe una alternativa, contraria, pero factible. Y eso no sucede, no existe.
 
No la hubo ni siquiera cuando el oficialismo estuvo en minoría en el Parlamento. Época en la cual se vio claramente la incapacidad de generar realmente esa oposición alternativa y necesaria para cualquier democracia.
 
Los medios han jugado un papel importante, tan importante, que ocuparon el lugar de esa oposición política inexistente.
 
Desde la recuperación de los fondos de las AFJP, la implementación de la AUH, del matrimonio igualitario, etc., se han escuchado falsos argumentos, o argumentos armados como si fueran frases hechas. Se están robando la plata de los jubilados, se les paga a los vagos con esa plata, se les regala computadoras, cuando hablan del Programa Conectar Igualdad, se embarazan para cobrar.
 
Y estas expresiones, sumadas a las relacionadas con la falta de libertad de expresión, la presión a la justicia y a la restricción de la compra de dólares, fueron escuchadas en los distintos cacerolazos.
 
Alguien debería explicarles algunas cuestiones básicas, no para hacerlos cambiar de opinión sino para que analicen determinadas situaciones.
 
Cuando hablan de la plata de los jubilados, están hablando del Fondo de Garantía de Sustentabilidad. Éste fondo no sólo esta compuesto por los fondos recuperados de las AFJP, sino entre otras cosas de impuestos como el IVA. Cuando muchos se quejan, no se dan cuenta que ese fondo cuenta con dinero de todos los argentinos, sin distinción de clase. Lo mismo sucede con la AUH. Ésta es equivalente en cierto punto de las asignaciones familiares que cobran los trabajadores registrados. Por tanto, los que se quejan de la AUH, deberían saber que la queja se cae desde el mismo momento en el que una persona que cobra la AUH, compra un paquete de galletitas y paga el IVA. Esa persona está contribuyendo a ese fondo del cual también salen las asignaciones familiares y las jubilaciones de los
trabajadores formales.
 
En cuanto a “se embarazan para cobrar”, yo personalmente les preguntaría dos cosas: ¿Vale la pena embarazarse por $340? ¿ Para ellos un hijo tiene precio?. Sinceramente tengo miedo a la respuesta.
 
Cuando hablan de las computadoras, “están siempre en Facebook o en Twitter” ¿Cuál es el problema, o acaso sus hijos no lo hacen? ¿Unos pueden y otros no? ¿Unos deben saldar deudas con la sociedad y otros no?
 
Por suerte, nuestro país no sufre problemas estructurales como sí los sufren países de la región, como pobreza estructural, inseguridad estructural, entre otras cosas. Que sigue existiendo pobreza e indigencia, Sí. Que hay que seguir para mejorar los índices, Sí. Pero no se puede negar que se ha hecho mucho y queda mucho todavía por hacer.
 
Que existe inseguridad, Sí. Que hay que luchar para erradicarla, Sí. Pero también se ha hecho mucho y se debe seguir haciendo. Pero nuestro país tiene una tasa de homicidios menor a la de EE. UU, “modelo” de país desarrollado a seguir.
 
Este modelo político, fijo un piso muy alto, muy difícil de arrebatar. Contamos con un oficialismo que puso en el centro de la escena a la política por delante de la economía, que puso al estado como regulador, por un lado. Y por el otro, una resistencia, dispersa, desarticulada, sin organización y lo que es peor sin ideas. Sólo se oponen por que sí.
 
Como dice Eduardo Aliverti en su última nota del 17 de diciembre de 2012: “Una opción es tomar nota de que este modelo, experimento, proyecto, intentona, circunstancia histórica, etapa refundacional del peronismo, ensayo de izquierdizarlo, remake del evitismo o como quiera llamárselo, pronto cumplirá diez años de lograr que estén con muchos pelos de punta la Iglesia Católica; terratenientes y socios forrescos que alguna vez anidaron en El Grito de Alcorta; oligopolios de prensa; fondos buitre; capitales imperiales; españoles que se nos cagaban de risa; comunicadores que con la rata estaban a sus anchas para vestirse de progres; consultores de grandes empresas que militan en la equivocación; eternos pronosticadores de fin de ciclo; caceroludos sacados porque no hay conferencias de prensa presidenciales, entre otros detalles de sumo interés; periodistas símiles de esos empleados fieles que terminan con una patada en el trasero y un reloj trucho de reconocimiento. A esa nómina de otrora incuestionados, se suma el Poder Judicial".
 
Se tocaron intereses que durante mucho tiempo estuvieron a la sombra y hasta en el anonimato. Se los subió al ring y se los enfrentó. Y la política misma interpeló a la sociedad, a tomar posición.
 
Ya terminando uno de los años más difíciles, no solo por la crisis internacional sino por cuestiones internas, como la batalla judicial por la Ley de Medios, el embargo de la Fragata Libertad y el fallo del Juez Griesa y todos los intentos por deslegitimar o golpear ya no al gobierno sino al modelo de país que contiene a cada uno de los argentinos. Todos los obstáculos, con aciertos y errores, propios y ajenos, fueron sorteados de manera satisfactoria.
 
Se termina el año, también con sesiones extraordinarias para sancionar una serie de medidas importantes como la modificación de la Ley de Trata, como el envío de tropas en misiones de paz.
 
Con todo lo logrado a lo largo de estos 10 años, con lo logrado en estos últimos días: la liberación de la Fragata, el fallo sin efecto del juez Griesa que posibilitó que Argentina cumpliera con el pago de una deuda heredada y que evitó caer en un Default técnico, el fallo del juez Alfonso. Batallas ganadas, para afuera como para adentro. Logros de alguna forma empañados por el vergonzoso fallo del caso Marita Verón, que puso en agenda la democratización del Poder Judicial. Esa es la nueva batalla que nos espera. Que seguro no será fácil, no solo por los intereses que se tocan sino también por ser el Poder Judicial, uno de los tres poderes que conforman el sistema republicano. El único poder en el cual no existe representación y participación popular.
 
Pero ya tenemos ejemplos de sobra, que ante cualquier adversidad, ante cualquier obstáculo, se sale dando batalla, con aciertos y errores, pero se sigue, no con hechos simbólicos o palabras sino con hechos concretos.
 
El año que viene habrá que profundizar la sintonía fina, corregir errores, profundizar aciertos y generar nuevas políticas públicas que permitan seguir consolidando un modelo político inclusivo que comenzó con un 22%, y fue respaldado, en las últimas elecciones por un 54% de los votos. En el 2013 también hay elecciones intermedias. Ahí también, una vez más, se verá como corresponde a través de los votos, el modelo de país que queremos. Se verá nuevamente como juegan en la arena política oficialismo y resistencia.
 
Mientras tanto no debemos quedarnos en el éxito que significaron los fallos de la última semana, sino que debemos seguir construyendo, como hormigas, lo que se destruyó tan rápidamente. Destruir es fácil y tarea rápida.
 
Construir o reconstruir, es una tarea que lleva no solo más de tiempo, sino más esfuerzo debido a las resistencias que van apareciendo, a estructuras de pensamiento aletargadas, acostumbradas a que otros piensen por ellas.
 
Deben seguir floreciendo mil y más flores.
 

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