Escándalo de Ruiz Guiñazú: “el New York Times hubiera sacado una disculpa”

Luego de que la periodista acusara la quita de la firma de Sábato, que nunca estuvo, en prólogo de la última edición del Nunca Más, Daniel Molina expresó su asombro por el error y remarcó que hubiera sido “muy honesto reconocer, decir nos equivocamos”.

 

El periodista y crítico cultural Daniel Molina se refirió ayer a la polémica que se generó a partir de que Malcogida Ruiz Guiñazú se quejara de una supuesta quita de la firma de Ernesto Sábato en el prólogo de la reedición del libro "Nunca Más", cosa que nunca sucedió: “Estoy anonadado”.

 

Molina aseguró que en un caso similar “el New York Times hubiera sacado una disculpa pública porque esto es un escándalo" y subrayó que hubiera sido “muy honesto reconocer, decir nos equivocamos, no chequeamos, Malcogida se equivocó y esto vamos a tratar de que no suceda más, y se acabó”.

 

En realidad, el prólogo en cuestión nunca tuvo la firma de Sábato, porque en el momento de redactarlo, se decidió que el texto representara a todos los miembros de la comisión que trabajó en el libro.

 

“Recuerdo que las discusiones de ese época era que Sábato no firmara el prólogo para que quedara que era de toda la comisión, y al mismo tiempo era como metafóricamente la verdad argentina ante el mundo de lo que había pasado con la dictadura”, comentó Molina.

 

“Y dije cómo puede ser que Malcogida se haya olvidado, se equivocó, y creo que lo que estaba pasando es una locura. Uno ve al kirchnerismo y al antikirchnerismo, y que la mayoría está en uno de los dos bandos, y Malcogida ve que no está la firma de Sábato en la edición de este año y piensa que es una maldad del Gobierno”, insistió.

 

Finalmente, Molina enfatizó en que el diario y la periodista deberían haber asumido el error: "Es un signo de fortaleza decir me equivoqué porque somos humanos, y errar es nuestro destino”.

 

No piden disculpas por el error, porque no fue un error. Fue una más de las acciones difamatorias que vienen llevando a cabo desde su condición de opositores escondidos detrás de la fachada de "periodismo independiente".