"Sin galera y sin bastón… los muchachos de Perón”era el grito de miles
y miles de trabajadores que desde la media mañana del 17 de Octubre de 1945
recorrían las calles de Buenos Aires en marcha hacia la Plaza de Mayo y también
en muchísimas otras ciudades del interior. Un acontecimiento novedoso que
abriría un ciclo histórico distinto.
Diría
Don Arturo Jauretche: “El 17
de octubre, más que representar la victoria de una clase, es la presencia del
nuevo país con su vanguardia más combatiente y que más pronto tomó contacto con
la realidad propia”.
Y como contrapartida, Emilio Hardoy, dirigente conservador,
manifestaba: “Había dos
países en octubre de 1945: el país elegante y simpático con sus intelectuales y
su sociedad distinguida sustentada en su clientela 'romana' y el país de 'la
corte de los milagros' que mostró entonces toda su rabia y toda su fuerza.
¡Días que sacudieron al país! ¡Días en que la verdad se desnudó! ¡Días que
cierran una época e inauguran otra!”.
El 17 de Octubre de 1945 no fue una simple manifestación
protestataria. Fue una Gran Rebelión Popular mediante la masiva participación y
movilización de los trabajadores y con verdaderas características
insurreccionales.
Es por ello que John Wiliam Cooke señala: “El peronismo fue el más alto nivel de
conciencia al que llegó la clase trabajadora argentina”.
El 17 de octubre de 1945 marca el fin de una Argentina y el comienzo
de otra. Fue un hecho tan contundente, que aún hoy, y a pesar de las conquistas
perdidas, del patrimonio entregado, de las infamias cometidas, ha quedado no
sólo como recuerdo y evocación, sino como Bandera para las luchas por la
Dignidad Nacional.
No sólo fue una lección histórica para las fuerzas del antiguo
orden sino la gigantesca voluntad política de la clase obrera.
Su adhesión a un jefe no se fundó en artes demagógicas sino en las
condiciones históricas maduras que rompían con las antiguas relaciones
económicas del régimen de la producción agropecuaria, que superaban los
programas de los partidos pequeño burgueses de centro izquierda.
La revolución política exigía la reforma social. La recuperación
de la economía, enajenada al extranjero y la elevación del nivel de vida del
hombre argentino explotado, son la doble faz de un mismo fenómeno: la toma de
conciencia histórica de las masas.
¡¡¡FELIZ DIA DE LA LEALTAD
AL PUEBLO PERONISTA!!!
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