La ministra de Seguridad, Nilda Garré, se refirió a las acciones legales iniciadas por la cartera a su cargo por casos de corrupción dentro de la Policía Federal. "Lo que veamos que está mal hay que sacarlo", sostuvo. Además, defendió el “control político” sobre la fuerza.
La ministra de Seguridad, Nilda Garré, se refirió a las acciones legales que inició la cartera que dirige contra 20 policías de comisarías porteñas, 10 de ellos de jerarquía, y reafirmó su voluntad de avanzar en ese sentido. Además, sostuvo que más allá de lo que defina la Justicia serán separados de la fuerza.
El Gobierno no puede "consentir que queden manzanas podridas dentro de la canasta", manifestó la ministra, y advirtió: "Eso va a seguir pudriendo otras manzanas que tenemos que tratar de preservar". "No soy tan pesimista, pero otra solución es imposible. Lo que veamos que está mal hay que sacarlo", dijo Garré, quien también sostuvo que hay que tener una policía eficiente, capacitada, profesional y que no sea cuestionada por la población, que no tenga vínculo con el delito.
Al referirse al modo en que se recabó la información para llevar adelante las denuncias contra esos agentes, Garre señaló que fue determinante el testimonio de policías "que ven con mucha frustración que colegas cometen delitos". Añadió que eso le da una "mala fama (a la institución) que los puede alcanzar a ellos, y no lo merecen".
"El juez dirá si (los denunciados) son penalmente responsables, pero a veces sabemos que no pueden ser confiables para seguir siendo policías", indicó, y sostuvo que más allá de esa sentencia su voluntad es que sean removidos de la fuerza.
Por otra parte, la ministra defendió "el control político" de las fuerzas de seguridad y criticó que "durante décadas" hayan actuado con "total autonomía".
Al respecto sostuvo que "son las autoridades políticas las que deben controlar a las fuerzas policiales, gobernarlas, darles objetivos y directivas, capacitarlas, y analizar el problema de la seguridad, removiendo los climas que facilitan la generación de delincuentes".
"En (materia de) seguridad saben los policías. Pero se desconoce totalmente la naturaleza de lo que es el problema del delito, que es un tema muy complejo, multicausal, es un fenómeno social", explicó y añadió que "si lo voy a tratar sólo con policías y patrulleros me estoy equivocando absolutamente en las cosas que tengo que hacer, los objetivos que me tengo que poner".
El problema -lo señaló acertadamente la ministra- es que durante décadas la policía actuó con total autonomía y poco a poco se fue transformando en una especie de "estado dentro del estado" y llegó a ser casi "intocable".
Todos sabemos que muchos -muchísimos para nuestro gusto- policías son cómplices y/o socios en distintas actividades delictivas al punto tal de haber convertido a la institución en parte del problema y no en parte de la solución, como debería ser.
Por eso recibimos con beneplácito cualquier acción que desde la conducción política se lleve adelante para sanear a la institución.
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