Por Cecilia Di Genaro
Las investigaciones de Jorge Lanada en su programa del 13 provocan risa. Un periodista que perdió el rumbo y que elige el golpe de efecto por sobre la reflexión.
El periodista Jorge Lanada presentó en su programa Periodismo Para Todos una “investigación” dedicada al reparto de la pauta oficial.
Resumiendo, le mandó a hacer a su producción un informe tendencioso, recortado y detallado sobre algunos de los medios que son beneficiados con el dinero del Estado.
La elección arbitraria de esos medios estuvo relacionada con la impronta periodística de cada uno de ellos. Pero todos, en mayor o menor medida, respaldaron medidas tomadas por este gobierno en algún momento.
Lanada, su producción bah; se tomó el trabajo de incluir a medios que reciben, por ejemplo, 14.000 pesos en un semestre (semestre son 6 meses, ¿no?). Y para desahogar sus ganas de hacerse el cómico, infería que todos los medios allí mencionados tenían la opinión comprada por el kirchnerismo.
Más allá de la cobardía que sugiere hacer afirmaciones que son incomprobables y de subestimar intelectualmente a medio país, más allá de que para analizar el reparto de la pauta se tienen en cuenta millones de cuestiones políticas mucho más complejas que Lanada ni siquiera se animó a mencionar -porque le importa más la piña que la sustancia-, más allá de que cuando se reparte publicidad oficial uno de los componentes centrales para tomar decisiones es la solidaridad: el Estado pone dinero en los medios que necesitan ayuda para poder salir a la calle y que, en algunos casos, sin esa ayuda ni siquiera existirían (¿O será que Lanada está reclamando que un monopolio millonario debería también recibir millones de pesos del Estado?) Sin mencionar que poner un número en una pantalla y dividirlo por ejemplar vendido es el fin de la inteligencia. Pero bueno, para este periodista independiente todas estas variables no existen en lo que él da por llamar “investigación”.
Ya hemos tenido el agrado de asistir a lo que para él es investigación: llamar a una inmobiliaria y averiguar cuánto vale un departamento en Puerto Madero, llamar a España y hablar con un falso David Bisbal para comprobar que hay tweeteros que ponen una foto que no se condice con su cara o recorrer el “Hotel de Cristina” maltratando a los empleados que ahí trabajan.
Y no deseo olvidarme de cuando reversionó "Un sol para los chicos", con toda la derecha periodística. Pero no me quiero correr del eje, eso, en definitiva, no se puede incluir dentro de sus rigurosas investigaciones. Reconozcamos que investigando la rompe. Por eso es que tomó la decisión periodística y, sobre todo POLÍTICA, de excluir del informe el reparto de la pauta oficial que hacen Mugrizio Macri y Daniel Scioli. Toda una decisión, ¿no?
Lo cierto es que no me llamó la atención. Lo que sí me movió las estructuras (de la risa) fue que cinco minutos después de manipular de manera casi pornográfica la información, el tipo se puso a despotricar porque durante la celebración de los 25 años del diario Pagina/12, los periodistas que allí trabajan decidieron no hablar de su labor en los comienzos de diario.
En realidad, creo que quiso acusarla a la presidenta (como si la decisión hubiese sido de ella. No importa que ni él se lo creyera, como ya dijimos, es más importante la piña que la sustancia). Para los que no lo vieron, dijo, entre otras pavadas, que no la iba a autorizar a Cristina a entrar en su corazón e inundara de mentiras también ese lugar y, mientras rompía un cartel de cartón, aseguraba que lo hacía porque era lo único físico que le quedaba de Pagina/12 y que el resto lo tenía en su corazón.
En ese momento pensé: “no sé si me gustaría que Rodolfo Walsh fuese testigo de lo que es el periodismo de investigación 2.0; pero qué suerte que Poldy Bird sigue vivita y coleando y que puede encontrar en Jorgito tanta inspiración”. La decisión de Página/12 -no de la presidenta- de excluir a Lanada en su aniversario es también una decisión periodística y, sobre todo, POLÍTICA. Porque así es este momento. Porque así late el periodismo en la Argentina. Porque no poner a Lanada en esa celebración es una noticia en sí misma y es más fuerte no mencionarlo que haberlo hecho.
Es como cuando te gusta un chico y él sabe que gustás de él. Y te invita a una fiesta. Y decidís que no vas a ir, porque si no vas llamás más su atención. Entender esa decisión, más allá de que parezca acertada o no, es muy sencillo.
Aquí está el corazón de la discusión. La diferencia entre Lanada y los muchachos de Página es que los muchachos dicen abiertamente lo que piensan, toman una posición y hablan de las decisiones que toman desde una ideología bien transparente.
NdR: las deformaciones en nombres y apellidos (Lanada por Lanata y Mugrizio por Mauricio) son responsabilidad de la redacción de Currín On Line y no de la autora de la nota.
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