Los medios opositores no encuentran la forma de discutir los grandes lineamientos de la gestión gubernamental entonces se sumergen en la pequeñeces.
La coyuntura política argentina muestra hoy dos planos claramente diferenciados de análisis y de acción.
Mientras el gobierno nacional juega con estilo en el plano de la política internacional, transformando Malvinas en causa de todos los países sudamericanos; mientras se despliegan golpes de efecto audaces como el de la embajadora en Londres y se publica un aviso publicitario que con gran poder de síntesis enlaza el reclamo de soberanía sobre nuestras islas con los juegos olímpicos a realizarse en Gran Bretaña; los medios opositores primero se colocan como voceros de los ingleses y luego cuestionan el accionar de Alicia Castro y siembran sospechas sobre cómo se filmó el spot.
El reflejo permanente y automático de esta prensa es poner constantemente en tela de juicio el proceder de nuestro gobierno: que si la embajadora “emboscó” al canciller británico, que si el deportista que actuó en el spot sabía o no que lo hacía para una publicidad del gobierno, en suma, una reacción de cabotaje acotado, menor. Lo que se en el barrio se dice un “chiquitaje”.
No casualmente en el libro Wikimedialeaks se lee que el embajador estadounidense escribió en 2007: “No hay dudas de que medios y diarios tienden a criticar al Gobierno, y que ponen más el foco en rumores y afirmaciones no chequeadas que lo que indicarían los mejores estándares del periodismo”.
Como en tantas otras políticas desplegadas por el gobierno nacional nuevamente los principales medios opositores reaccionan volando bajo y encima sobre el lodazal de la intriga chica. No discuten política energética y soberanía, siembran cizaña sobre los modos de la embajadora, sobre los detalles de la filmación del spot y el enojo de los ingleses y los kelpers.
Entonces la ciudadanía advierte claramente que frente a un gobierno que a su manera apunta a objetivos estratégicos trascendentes para los destinos del país, hay una prensa que no logra salir del chiquero y la anécdota menor. Por eso tampoco es de extrañar que hasta el Premio Novel de Economía, Paul Krugman en una nota que se puede leer en esta misma edición de Currín On Line -que tuvo mucho impacto hoy en el mundillo político y económico- diga que a pesar de la buena performance de Brasil en los últimos tiempos, es mucho mejor la recuperación de Argentina pero ésta no ha tenido el reconocimiento que se merece por los informes que desde aquí emite cierto status quo de gurúes económicos y financieros.
La imágen que ilustra esta nota es contundente: Argentina tiene un gobierno haciendo política a más no poder, para adentro y para afuera, y una jauría de medios que como perros garroneros lo persiguen ladrando desaforadamente.
Eso explica mucho de nuestro presente.
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