Por Matías Garfunkel
Es que a la hora de hacer campaña, Macri promete. Pero a la hora de gobernar pareciera sumirse en un espiral invertido y sin salida. Es decir, firma acuerdos y no los cumple. Sigue a raja tabla el "Manual Duran Barba".
La lógica que caracteriza al jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mugrizio Macri, pareciera ser la de un “nene caprichoso” devenido en político. Los porteños, entre incrédulos y absortos, estamos involucrados continuamente en un tira y afloje entre el gobierno nacional y la jefatura de gobierno de la Capital.
El miércoles pasado, recorría la Ciudad después de escuchar la conferencia de prensa en la que Macri resolvió unilateralmente devolver los subtes a la Nación. Miraba cómo se habían utilizado la imagen y los carteles de obras en los subtes con fines propagandísticos, los típicos colores negro y amarillo del PRO. En rigor de verdad, fue el Estado Nacional quien hizo dichas obras.
Es que a la hora de hacer campaña, Macri promete. Pero a la hora de gobernar pareciera sumirse en un espiral invertido y sin salida. Es decir, firma acuerdos y no los cumple. Sigue a raja tabla el “Manual Duran Barba” y balbucea como un chico cuando no sabe qué responder.
Más alla de la polémica sobre el traspaso del subte, es indiscutible que el jefe de gobierno porteño, al momento de hacer campaña promete y al de gobernar pide, reclama, exige, pero no gestiona.
El ministro Julio De Vido indicó que “el acuerdo firmado el 3 de enero tiene plena vigencia” y se mostró sorprendido de que Macri dijera que requería autorización de la Legislatura: “Si no podía firmar, ¿cómo firmó?”, se preguntó. Y agregó: “Macri no sólo firmó el acuerdo sino que inmediatamente subió un 127% las tarifas sin ninguna ley. Es tan notoria la legalidad del convenio que suscribimos, que luego de la decisión del jefe de gobierno de subir el pasaje se presentaron numerosas acciones judiciales para suspender el aumento y fueron una a una desestimadas por la justicia".
Agregó que “la propia Constitución de la Ciudad le da la potestad de regular el transporte y la Legislatura aprobó la transferencia del subte en el año 2000, a través de la Ley 373, que consideraba que el traspaso del subte reafirmaba la autonomía de la Ciudad, razón por la cual el convenio suscripto el 3 de enero ‘ratifica’ las leyes vigentes”.
“Es contradictorio que hable de federalismo y a la vez reclame que todo el país le pague los subtes, que es un servicio que comienza y termina en su jurisdicción, siendo que se trata del distrito con el presupuesto per cápita más importante del país”, indicó De Vido, y destacó que “para mejorar la distribución del ingreso, lo lógico es que se aplique un sistema de coparticipación que permita reducir las asimetrías, equiparar niveles de calidad de vida y perspectivas de desarrollo”, por lo que “la concepción impositiva de Macri, que es quien más recauda, es de un reaccionarismo decadente y vetusto”.
Pero como vivimos en democracia, al fin y al cabo, es el alcalde que elegimos los porteños. Sin embargo, resulta dificil pensar cómo Mugrizio Macri pudo ser reelecto sin tener capacidad de gestión. Gobernó la Ciudad de Buenos Aires durante cuatro años antes de ser reelecto, firmó acuerdos, endeudó a la Ciudad pero, ante la menor adversidad, dice que no dispone de fondos. Sería bueno recordarle al alcalde porteño que el gobierno nacional invierte en la Ciudad a través de distintos ministerios, dos veces más que el propio presupuesto municipal.
El candidato a diputado de Diálogo por Buenos Aires, Aníbal Ibarra, y el gobierno porteño polemizaron por un adelanto de $ 75 millones a las empresas DYCASA y Roggio, que deben construir dos cocheras para la suspendida ampliación de los subterráneos de las líneas A y B.
En una conferencia de prensa en la que lanzó su candidatura, Ibarra, actual legislador y ex jefe de gobierno (2000-2006) calificó ese adelanto como “irregular”, aunque no hizo aún una denuncia penal. Ibarra afirmó que el ministro de Desarrollo Urbano, Daniel Chain, hizo ese adelanto financiero el 15 de noviembre por “obras que de antemano sabían que no iban a realizar”. Se trata del 15% de dos obras por $ 500 millones. Cuatro días después, el gobierno porteño anunció a la Legislatura la suspensión de las construcciones por “falta de garantías financieras de la Nación”.
Durante su campaña, con el cartel insignia “Va a estar bueno Buenos Aires”, Macri se mostró saltando baches, los mismos -aunque un poco más profundos- que todavía esperan ser tapados, además de prometer inclusión social, transparencia de gestión y resolución de los problemas más urgentes, entre ellos poner en condiciones a las escuelas.
Como ejemplo del concepto de inclusión social del PRO, basta con recordar los despidos injustificados de 2300 empleados municipales, el violento desalojo de cartoneros de Barrancas de Belgrano, la reducción de más del 50% de los talleres culturales barriales y la tercerización de programas de asistencia a menores en riesgo, entre otros ejemplos.
La Legislatura confió en las propuestas del Ejecutivo y le dio las herramientas para agilizar los trámites de contratación, incluso hasta autorizó a contraer deuda.
En una sesión de diciembre de 2009 cuando se aprobó la Ley de Emergencia Edilicia de las escuelas estatales de la Ciudad, la entonces vicejefa de gobierno, Gabriela Michetti, dijo textualmente que esa norma era “una herramienta” que les permitiría “trabajar eficazmente” para “hacer más expeditivo y eficaz el mejoramiento de la infraestructura edilicia del sistema educativo de la Ciudad”. Es más, el ministro de Hacienda, Néstor Grindetti, llegó a decir que sería responsabilidad de los legisladores que no se repararan las escuelas, si no se votaba la propuesta del Ejecutivo.
El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, afirmó que el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, “sufre una patología, que consiste en no hacerse cargo, en buscar excusas y victimizarse. Ese es su método de gobierno". Señaló que “lo que no se puede hacer es tomar esa decisión, porque es visible, flagrante. Toma los subtes, aumenta las tarifas, recibe los subsidios y otro día por televisión toma el micrófono y dice no los quiero". Lo dijo luego de la asamblea del Consejo Federal del Trabajo, que eligió a las autoridades de su Comité Ejecutivo.
Mugrizio Macri, en tanto, dio otra conferencia de prensa para señalar “las siete falsedades” del discurso de la presidenta en la apertura de la Asamblea Legislativa. Más tarde, Julio De Vido, sorprendido por las palabras del alcalde, le recordó que fue el gobierno nacional el que “invirtió desde 2003 más de $ 2700 millones, que permitieron sumar 104 coches, la adquisición de otros 45 que comenzarán a arribar este año, la extensión de la línea E que avanzó en más de un 60% y la modernización completa de la línea A”.
De Vido explicó también que “el sistema de señalamiento de la línea A lo puso la empresa española que lo construyó en 1916 y que gracias a los 500 millones de pesos que se invirtieron, hoy es uno de los más modernos del sistema”. La explicación vino tras la ironía de Macri, quien le pidió al gobierno que les pregunte a los usuarios sobre el estado de los coches de ese ramal, el más antiguo del sistema subterráneo de la Ciudad.
La línea E tampién estuvo en el ojo de la tormenta, cuando Macri señaló esa línea no era la más importante de la red subterránea. “Es la H”, dijo. Esa línea E no era la más importante, sino la H. De Vido, nuevamente, debió recordarle que esa línea fue iniciada por Ibarra y continuada e inaugurada por Telerman. “La falsedad del planteo de Macri es tan evidente que no fue capaz de mencionar una sola obra comprometida por la Nación que no esté en marcha o terminada”, manifestó. En cuanto a la licitación del equipamiento, el ministro dio el detalle del cronograma vigente “que se está cumpliendo de acuerdo a lo previsto, a diferencia del gobierno de la Ciudad, que prometió diez kilómetros de subte por año y sólo inauguró cuatro estaciones que ya estaban finalizadas o en ejecución, cuando asumió, hace más de cuatro años”.
Hasta el dirigente radical Marcelo Montero dijo que Macri “certificó su condición de inútil total, de inservible para todo tipo de trabajo. La verdad que ofendió a todos los vecinos de la Ciudad y a los argentinos de distintas provincias que ven el papelón de un jefe de gobierno que cuenta con un montón de recursos pero los dilapida sólo en pintura amarilla”.
NdR: la deformación del nombre del jefe de Gobierno porteño (Mugrizio por Mauricio) es responsabilidad de la redacción de Currín On Line y no del autor de la nota.
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