Un repaso de los dichos de políticos, columnistas y periodistas sobre el regreso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a su vida política tras la operación en las tiroides.
El pasquín envuelve huevos de la dupla Noble-MagnettoInstrumento se lo tomó con humor: "La Presidenta admitió que lució la cicatriz de cuello por la operación a la que se sometió debido a la repercusión mediática. Durante su primera aparición pública luego de la operación y en el día en que retomó el poder tras la licencia, Cristina se refirió a su enfermedad y bromeó: 'Yo dije, si me pongo un pañuelo, mañana Clarín dice: ésta no se operó'".
A tal punto, que Roa aclara, culposo: "La operación nunca estuvo en duda: la polémica fue por los errores de diagnóstico y de comunicación".
Y Braslavsky, siempre en los grandes detalles: "En un salón atestado, al titular de la UIA, Ignacio de Mendiguren, lo dejaron parado. Se escuchó que llegó tarde, pero si fue así nadie le guardó la silla".
Mientras tanto, en La Nazión, recogen las palabras de sus empleados. Por ejemplo, Pinedo, que dijo: "Fue un discurso muy agresivo. La Presidenta está en la pelea sistemática, en todos los temas".
El duhaldista Brown (denunciador de falsos fraudes electorales) señaló que "Volvió a descalificar a las otras voces. Nos podemos ocupar de los recursos de Malvinas y a la vez del agua de La Rioja".
Y el radical Bazze dijo que "Nos parece muy bien que hagan uso de la Constitución y las leyes, pero que acaten su espíritu".
Venturita, por su parte, califica de mentiroso al gobierno y remata: "Más allá de los combates con Scioli y con Moyano -que son intraperonistas-,la discusión de fondo que sí se dará en la Justicia, sobre la que el Gobierno tiene un peso casi decisivo, tendrá lugar con los medios. El único control externo a la estructura de poder y al peronismo asoma, para Cristina Kirchner, como el más peligroso. El relato único oficial no resiste un archivo. Lo mejor es suprimir los archivos".
Oviedo, por su lado, ya prepara el terreno para presentar a las petroleras como unas pobres inocentes, al señalar que "Como mínimo, la alocución presidencial de ayer significa una embestida para retirar subsidios energéticos a grandes consumidores y presiones para que no eleven los precios. Y también exigir, principalmente a YPF, un fuerte incremento de la producción de petróleo y derivados, como el gasoil y el fueloil, y también de gas natural. También sobre esa producción parece exigirse precios muy inferiores a los internacionales. Cristina Kirchner también amenazó con aplicar a las petroleras normas que, dijo, está obligada a aplicar en una clara amenaza de sanciones que no detalló. Pero no es difícil sospechar que se trata de pérdidas de concesiones, ya que recordó que la propiedad de los yacimientos es estatal".
Rodríguez Yerba agrega: "En ámbitos económicos ganaba peso, por caso, la sospecha de que su ofensiva contra YPF activará el plan para reestatizar la petrolera con el que sueñan desde hace tiempo Guillermo Moreno y otras figuras del kirchnerismo nacionalista".
En El Cronista Comercial, el diario del Nacolorado De Narcováez, no hay autocrítica. Es más, se la piden a CFK: "Exageró al señalar que algunos pudieron haberse desilusionado con la buena noticia de que no tenía cáncer, y aprovechó para criticar el 'batifondo' que armaron los medios. 'Nunca pensamos que podía escribirse tanta mentira', deslizó. Para la Presidenta, la culpa de la mala información siempre es la voluntad negativa de que informa. Se mostró contrariada por lo que sintió como un desaire a su ensayo de apertura informativa, pero también dejó a la vista un hábito recurrente y defectuoso de su gestión: el poco afecto que siente por la autocrítica. La Presidenta está en todo su derecho a criticar lo publicado. Pero en una próxima oportunidad en la que esté dispuesta a priorizar la comunicación basada en el diálogo, podría probar si una conferencia de prensa abierta a todos los medios no le da mejor resultado".
En Perfil, por su parte, se lo tomaron más fuerte, como no pudiéndo superar el mal trance: "Ayer, ella parecía regocijarse con su cicatriz, semejaba una nena contenta que había descubierto 'una cascarita' en la rodilla después de caerse de una bicicleta. ¿Es eso lo que quiere ser? Que ahora explique qué hacemos con este dolor, con lo que no cierra, con su no-cáncer, con su cuello... Que explique Cristina si hace falta que tengamos que sufrir para que ella sea Presidenta, porque para los que estamos, y para los que seguimos acá, sólo quedan dolorosas inconsistencias".
Siguen sangrando por la herida. Siguen sufriendo la desilusión de que no haya sido cáncer. Siguen sin poder soportar tenerla adentro. Siguen mintiendo.
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