El diputado y ex candidato a presidente dice que insistirá en la posibilidad de hacer un acuerdo con el socialismo. Define al Gobierno como “progresismo devaluado” y niega algún tipo de acercamiento al PRO.
Alfonsinito camina aceleradamente de un lado al otro de su estudio de la avenida Santa Fe, en pleno Barrio Norte porteño. Habla por teléfono, gesticula, se enoja.
Sobre la mesa ratona se apoya la tablet con la que empezó a familiarizarse hace poco, una botella de agua y a un costado, algunos libros.
Hace cinco meses que dejó de fumar, la última vez fue dos días después de las primarias abiertas y dos meses antes de las elecciones presidenciales que lo dejaron tercero, a más de 40 puntos de Cristina Fernández y a 5 de Hermes Binner, líder del Frente Amplio Progresista.
En diálogo con Página/12, el diputado nacional habla de aquel 11 por ciento que lo votó, del acuerdo con Francisco de Narcováez, de los nuevos acercamientos con el socialismo y asegura que no tiene “nada que ver” con el PRO de Mugrizio Macri. “El Gobierno es un progresismo devaluado, sin convicciones, instrumental”, remata.
Consultado sobre un eventual acuerdo con el FAP del De la Rúa Santafesino, Hermes Binner, el hijo bobo del ex presidente dijo que "no sé si es éste el momento, pero no podemos demorarnos tanto como el año pasado. Eso fue lo que lo terminó complicando. Yo voy a trabajar dentro de mi partido, pero yo no soy el partido. Hay amigos que creen que es necesario pensar un acuerdo con el socialismo, pero previamente consolidar el partido como principal alternativa en la Argentina. Mi viejo nunca dejó de insistir en un acuerdo con el socialismo y yo no voy a dejar de insistir porque fracasé en la primera. Estuvimos ahí, ahí..."
En cuanto a la alianza electoral con Francisco De Narcováez, Alfonsinito admitió que "... creo que ha sido un error mío", y agregó que "la alianza con De Narcováez fue táctica. Y lo digo con respeto porque conmigo se portó muy bien, en términos de lealtad. No es lo mismo el peronismo que el PRO. Eso lo debería saber cualquiera. Las alianzas tácticas no son malas en sí mismas, el valor de ellas depende de quién tenga la hegemonía hacia adentro de la misma. Y la hegemonía la teníamos nosotros porque íbamos a pelear la presidencia. Con este acuerdo se abría, por lo menos, la posibilidad de forzar una segunda vuelta. Era un acuerdo como el que se hizo en Santa Fe, que reúne tradiciones políticas diferentes".
Sobre su futuro político, teniendo en cuenta que su mandato como diputado caduca en el 2013, Ricardito (pobre, nunca llegará a ser Ricardo) dijo que "no soy un tipo que necesita ocupar un espacio para hacer política. A mí dame una fundación y voy a hacer muchísimas cosas. Dame un lugar en el comité y voy a hacer muchísima política. Ahora, si fuera bueno para el partido, si una mayoría en el partido lo considera así y si la sociedad me prefiriera entre otros dirigentes, en ese caso no se puede decir que no. Pero vamos a ver qué pasa de acá a dos años. Yo no trabajo para eso ahora".
En otro pasaje de su diálogo con Página/12, Alfonsinito consideró que "el gobierno es progresismo devaluado, sin convicción, instrumental. Que no piensa en el mediano plazo, que no debate, que no genera transparencia en el ejercicio del poder, eso es contradictorio con un gobierno progresista. Se sitúa más bien en esa zona gris de la patología política que algunos suelen llamar el populismo, que no es lo mismo que popular. La concentración de la riqueza se ha seguido produciendo, más que en la década del ’90. Es un gobierno sin imaginación, sin perspectiva de futuro" y que a pesar de eso, fue convalidado en las urnas "porque la situación económica es extraordinariamente diferente y favorable. Está muy presente la situación de 2001/2002. El crecimiento económico ha sido extraordinario".
Consultado si creía que entonces se trataba sólo de "viento de cola", el presentable señaló: "No digo que no se haya hecho nada sino que se ha hecho mucho menos de lo que se podía haber hecho. Ahora, nuestros argumentos son muy débiles desde el punto de vista electoral. Decimos que el crecimiento se dio en toda América latina, que no estaba vinculado tanto a las políticas del Gobierno, sino al contexto. La sociedad no tiene por qué creernos a nosotros. Ni ponerse a estudiar si realmente el crecimiento económico tiene que ver con el contexto excepcional. El otro argumento era contrafáctico: si hubiéramos tenido que gobernar nosotros en esta situación, estaríamos mejor. ¿Y cómo le demostramos eso a la sociedad? Estamos sacrificando el futuro en medio de un inmediatismo populista, la gente vive mejor ahora, qué le importa si después vamos a tener problemas de energía, si no vamos a poder financiar a los jubilados, si vamos a tener problemas en las cuentas públicas. A la gente debería importarle, pero no le importa. Entonces para toda la oposición es muy difícil".
Pero negó que en ese contexto el PRO haya quedado mejor posicionado. "Ahora lo presentan así, pero no perdió porque no compitió, y no compitió porque perdía. Eso es lo mismo, o peor. Es la negación de un partido político. Es una lógica empresaria, pero muy poco política. ¿Qué confianza puede tener la sociedad de que los va a representar si dentro de cuatro años las encuestas le vuelven a dar resultados adversos? Nosotros nos vamos a presentar igual", dijo Alfonsinito al respecto.
También puso el grito en el cielo ante la pregunta sobre una eventual postulación conujnta con el PRO para el 2015. "¡NO...! Si se hacen socialdemócratas sí, y si se hace socialdemócrata, republicano y democrático el Gobierno también... yo creo que hay que unir a todas las fuerzas socialdemócratas. Pero a las socialdemócratas, no las que son contrario de las socialdemócratas. Porque eso puede servir para ganar una elección pero, o sacrificás identidad o después vas a tener problemas", aseveró enérgicamente.
Asimismo, el hijo bobo, tuvo tiempo de enojarse cuando se le recordó que había dicho que iba a votar a Macri en la segunda vuelta, en las elecciones para jefe de Gobierno. "Digan las verdades completas, no verdades a medias. Dije que en la segunda vuelta, aunque no tenía nada que ver con Macri, incluso que en algunas cosas podía tener más coincidencias con el Gobierno, dije que tapándome la nariz, si tuviera que votar en esta segunda vuelta entre el oficialismo y Macri, en nombre de los porteños, para sancionar al Gobierno porque apretó al electorado diciendo que no le iba a dar recursos a la ciudad, votaría a Macri. Digan eso también. Que no tengo nada que ver con Macri", concluyó ofuscado.
Pobre Alfonsinito. Está convencido que soluciona todo aclarando que no tiene nada que ver con Mugrizio Macri, cuando su verdadero problema es que no tiene nada que ver con su propio padre, ni con ninguno de los hombres que hicieron del Radicalismo un partido centenario y trascendente en la vida política argentina.
Nunca vas a dejar de ser boludo, Ricardito. Nunca vas a dejar de ser Ricardito, boludo.
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