Servini de Cubría: "De La Rúa no estaba al tanto de la represión"

A diez años del 19 y 20 de diciembre de 2001, la jueza del Juzgado Federal Nº 1, recordó su accionar en aquella fecha y consideró que el Presidente, Fernando De La Rúa, desconocía la represión. La orden habría partido del Ministerio del Interior.

"Yo creo que De La Rúa no estaba al tanto. Creo que él estaba ajeno a lo que estaba pasando, desconocía un montón de cosas", explicó la jueza en conversación con 360TV.

En ese sentido, recordó sus conversaciones con autoridades policiales en medio de la represión: "A las 16 horas me puse a llamar para saber si había muertos y me decían que no. Mientras los periodistas decían que ya había 4 muertos, la policía me decía que no. Tuve que mandar a mis empleados a los hospitales; había gente que buscaba a los familiares y los familiares estaban internados. Así sacamos los 4 muertos. Si no sabía la Policía, ¿cómo lo va a saber el Presidente?", justificó.

Consultada sobre quién dio la orden para reprimir, Servini de Cubría señaló: "Hay 25 llamadas del Ministerio del Interior a los teléfonos de la Jefatura de Policía, 25 llamadas esa mañana. Lo que pasa es que no se pudo determinar quien usaba ese celular que estaba a nombre de la Jefatura. El Ministerio del Interior o la Secretaría de Seguridad, llamó 25 veces a la Jefatura de Policía y después salió la orden para reprimir, eso está en el expediente, está en las llamadas".

También recordó su presencia en la Plaza de Mayo en medio de la represión: “Me puse detrás de unas de las columnas de la Catedral, desde allí observo que la caballería empieza a arrastrar a la gente. Me pareció tan espantoso y horroroso que no pude más que salir y pedir que paren eso; me contestaron estamos en Estado de Sitio como diciéndome: ‘Tenemos derecho a hacerlo’”, finalizó.

De la Rúa vivió y gobernó en una nube de pedo. Nunca supo nada de nada y por eso no resultaría extraño que no hubiera sabido de la represión.

Pero que además de un hijo de puta sea un pelotudo, no lo libera de la responsabilidad política sobre la tragedia.