La asunción de los nuevos comuneros porteños transcurrió en paz en todos los barrios de la Ciudad Autónoma, salvo en Floresta, donde los representantes del PRO terminaron a las piñas.
Se enfrentaron dos grupos, uno que responde al saliente jefe del CGP 10, Osvaldo Vega y otro a quien fue como cabeza de lista, Agustín Ferrari. Luego de la escena de pugilato, la policía intervino y desalojó el edificio de Bacacay al 3900.
Todo comenzó cuando Ferrari le reclamó a Vega que desocupara las oficinas y entregara las camionetas a su disposición. Pero el ex dirigente de la décima comuna no tenía intenciones de irse del cargo, a pesar de que había ido tercero en la lista, luego de Ferrari y Diana Patané y antes de Teresa Fernández. De hecho, no sólo pretendió mantener su espacio de trabajo, sino que a la hora de la asunción de la Junta Comunal estalló la pelea porque Vega habría intentado ser ungido nuevamente como presidente. Según comentaron fuentes del CGP 10, “pensaron que Ferrari era un pelele, que les iba a dejar el lugar, no se imaginaron que iba a pasar esto”.
Durante la campaña, Ferrari había organizado un acto al que acudió el jefe de Gobierno porteño, Mugrizio Macri. “Fue un día con todo el circo y como le debían favores lo pusieron de cabeza de lista”, explicó la fuente. El lunes, lejos de ceder su lugar, Ferrari se presentó con un contador y un abogado y apareció en el CGP con un grupo de gente para apoyarlo. “A mí me votaron y ahora mando yo”, dicen que dijo. Como no hubo acuerdo posible y la asunción terminó a las trompadas, por la tarde un grupo se quedó adentro del edificio y otro en la esquina, pero sin diálogo ni negociaciones.
Agustín Ferrari tiene 54 años, está casado y tiene una hija. De histórica familia radical, trabajó en la actividad privada, pero hace 20 años se desempeña en oficinas públicas. Hasta ahora no había sacado los pies del plato del PRO. En plan proselitista, rescató las bondades del Metrobús, que circula por avenida Juan B. Justo, “para que los vecinos puedan viajar mejor y llegar antes a sus casas y sus trabajos”.
Vega fue recientemente muy cuestionado por su intervención en una asamblea de la Mesa Barrial de Participación Comunitaria de Seguridad, donde vecinos autoconvocados presentaban un mapa del delito ante autoridades nacionales y locales. “Quieren que terminemos como Cuba, acá son veinte vecinos que no pueden decidir por todo el barrio”, habría dicho el entonces jefe del CGP 10. Los propios funcionarios macristas que estaban presentes lo calificaron por lo bajo como “impresentable”.
Vega responde al legislador radical PRO Oscar Zago, que a su vez reportaría al flamante presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici. Los vecinos sostienen que en lugar de acompañar sus reclamos, se dedica a desinformar, como cuando repite que “esos de La Alameda manejan prostíbulos”, en alusión a la fundación que denuncia la trata y el trabajo esclavo.
Cuando se pongan de acuerdo, si es que lo consiguen, los comuneros de la 10 tendrán que ocuparse de la seguridad en los seis barrios del distrito, donde aún no trabaja la Policía Metropolitana, así como de otras preocupaciones de los vecinos, como los talleres clandestinos y la poda de árboles, aunque las realidades de Villa Real, Monte Castro, Versalles, Villa Luro, Vélez Sarsfield y Floresta son bastante diferentes.
Por si no se dió cuenta, amigo lector, estamos hablando del PRO. Sí, esos que, con el hijo bobo de Franco Macri a la cabeza, se presentan ante la sociedad como "la nueva política".
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