Para el conductor de La Cornisa, la realidad argentina actual es un "mundo de fantasías" donde todo es mentira y en el que viven tanto la presidenta como los funcionarios nacionales y la mayoría de los argentinos.
Entusiasmado hasta el éxtasis con el escritor japonés Haruki Murakami y su novela 1Q84, el inefable Luis Majul la emprende otra vez contra el gobierno y, por si fuera poco, con la literatura, ya que fuerza simetrías entre ésta y la realidad para alcanzar un objetivo que, para él, es inalcanzable: tratar de pegarle con cierta altura, al menos, al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
En su última columna en La Nazión, titulada sin mucha inventiva “El mundo paralelo de Cristina y Moreno”, habla de la novela en la que su autor “imagina un universo paralelo, situado en 1Q84, con dos lunas en lugar de una y ligeros e imperceptibles cambios con respecto al mundo real”.
Luego, traza el paralelismo -valga la redundancia-: “Con menos literatura y más voluntarismo y prepotencia, al gobierno de la Argentina le pasa algo parecido. Vive en un mundo paralelo, levemente distinto al que habitamos los demás. Sólo que en vez de Aomame y Tengo, los protagonistas son menos amables y sus decisiones impactan en la vida de toda la sociedad. Se trata, entre otros, de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, que lucha contra los datos de la realidad y casi siempre consigue imponer su historia de fantasía”.
Para seguir, califica todos y cada uno de los logros del gobierno de Cristina -desde los planes de viviendas hasta la AUH, pasando por la economía y las relaciones internacionales- como un “mundo de fantasías” pues, para el estúpido predilecto de los cilistas porteños, nada es real: se trata de un gran engaño en el que no existirían ni la mejora en los salarios, ni el mayor consumo, ni la creación de puestos de trabajo ni nada que se les parezca. Todo esto es para Luis un cuentito fácil que la mayoría de los argentinos se traga sin el consentimiento del escriba.
Evidentemente, Majul no puede salir de su mundo perpendicular, donde lo obsesiona su fantasía distópica que lo lleva a vivir -y a escribir- a contramano de la historia. Aunque él, a su manera, se crea un héroe de novela de ciencia-ficción.
Pobre Maul. Toma carrera para ser pelotudo.
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