Si no estaba claro qué significa "demonización" de un gobierno, ahora hay ejemplos cotidianos. No se critica la gestión porque se tenga un modelo alternativo: se impugna a favor de los sectores dominantes.
Supongamos que un buen día la presidenta de la Nación firma un decreto cerrando Aerolíneas Argentinas. Al día siguiente, los titulares de Clarín y La Nazion dirían "El país queda desconectado por la falta de vuelos" o "Habrá que viajar 17 horas en micro para llegar desde Salta a Capital".
Exactamente la misma reacción que tuvieron con la quita de subsidios: Se cansaron de despotricar contra esa política y ahora corren nuevamente el arco titulando cuánto más habrá que pagar por los servicios como si nadie lo supiera.
Si usted no tenía claro qué significa "demonización" de un gobierno, ahora tiene ejemplos cotidianos para entender todo a la perfección. No se critica la gestión porque se tenga un modelo alternativo. Se impugna de plano todo lo que se haga porque en la lógica de los sectores dominantes no se puede gobernar sin llevar adelante su proyecto ¿Está claro?
Es lo que después le bajan como línea discursiva a la oposición, que sale a reclamar "diálogo y consenso". En rigor, cuando escuchamos que para sacar el país adelante se requiere "diálogo y consenso", lo que están diciendo en realidad es acordar los ejes estratégicos con los grupos económicos y el gran poder concentrado.
Pero para que esto suceda, para que los grandes medios tengan tanto juego y hasta, si se quiere, tanta impunidad, es necesario el concurso de un sector social muy venido abajo en lo intelectual como el que al parecer sigue comprando este modus operandi y del que tanto se ha hablado ya. Un sector que habría renunciado de plano a pensarse en política y ha tercerizado el análisis de coyuntura en Clarín y La Nazión. Ese sector que ha dejado en manos de estos diarios su pensamiento y su toma de posición ante la cotidianeidad. Gente honesta, capaz, preparada, que, pareciera, está tan ocupada que no tiene tiempo para pensar en nimiedades tales como quién nos gobierna y para dónde queremos ir; Personas que efectivamente transfieren su capacidad de razonar estos asuntos a los principales medios que luego le devuelven en titulares de tapas y zócalos una síntesis de "qué decir".
Pensándolo bien, sólo así se explica que en las encuestas de La Nación sobre la quita de subsidios, el 75 % esté a favor de su eliminación y al mismo tiempo el 60 % diga que quiere seguir recibiéndolos.
Deben ser los años de censura y hasta de persecución a la política los que generaron este vaciamiento, esta especie de lobotomización en personas para las que, sencillamente, los asuntos públicos no figuran en su agenda. Mentes donde la preocupación por asuntos de gobierno directamente no está, como cuando a una computadora le falta un determinado programa.
Pero esta tercerización tiene un muy fuerte compromiso ideológico, no nos confundamos (Quizá por acá podamos también encontrar elementos para entender la preponderancia del PRO en la CABA). Se terceriza lo inherente a la gestión siempre y cuando quien se haga cargo esté en línea con los que dicen Clarín y La Nazión, o sea, "con nuestra forma de ser".
Fuente: Tirando al Medio
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